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Aerolíneas españolas retan a Air France en los cielos africanos

África parece quedar demasiado cerca de España para llegar en patera, pero demasiado lejos para venir en avión. Las líneas aéreas nacionales se han centrado con éxito en objetivos más distantes, en Latinoamérica. Durante décadas no han tendido puentes con los vecinos del sur o, en una interpretación más benévola, han dado como bueno el dominio sobre los cielos africanos que ejercen las aerolíneas de los países europeos que un día fueron potencias coloniales y ahora cobran a precio de oro cada una de las plazas que venden en unos vuelos que despegan con cuenta gotas. En aquellos territorios Air France es el rey.

Esta pobre fotografía, por fortuna, comienza a no ser un fiel reflejo de la realidad en el presente. La práctica totalidad de las aerolíneas españolas, Iberia, Spanair, Air Europa, Air Nostrum, Binter y Clickair, han emprendido, eso sí, con extrema prudencia, una aventura hacia el sur que, a día de hoy, se ha traducido en 150 vuelos a la semana entre España y destinos en 12 países africanos.

Cinco de estos Estados son subsaharianos, otros cinco se sitúan en el norte musulmán y dos hay que localizarlos en el mismo corazón del desierto que divide a África en dos territorios bien diferenciados.

El lento y cuidadoso descubrimiento de los destinos con orientación sur resulta demasiado tímido para algunos ambiciosos empresarios. Tres jóvenes emprendedores españoles crearon en 2005 un grupo aeronáutico denominado Gadair. Al más osado, Gabriel Abraham del Campo, se le encargó la difícil misión de fundar una filial, de nombre Axis Lines, en el mismo corazón de África. En 24 meses ha conseguido hacerse con el imprescindible certificado de operador aéreo para realizar vuelos internos en Camerún, establecer rutas con los países vecinos y ha comprado un aparato Boeing 737 de medio radio que le permite programar los primeros vuelos en la zona para noviembre. Axis Lines ha pactado la adquisición de un segundo aparato de largo radio, un Boeing 767, con el que el próximo enero iniciará vuelos desde Madrid y otras grandes urbes europeas hacia Yaounde, la capital de Camerún.

Gabriel Abraham del Campo reconoce que volar en África es una misión difícil y hacerlo de manera regular para conectar las principales capitales del centro del continente entre sí y con los grandes hubs europeos, es aún un reto de mayor dimensión.

El empresario asegura que allí el combustible resulta más caro que en ningún otro lugar, el personal cualificado es prácticamente inexistente y esta escasez convierte a cada empleado en un activo costoso e inestable. Las tasas son onerosas y las condiciones operativas son cambiantes.

Como contrapartida, la carestía de vuelos y el control sobre el tráfico aéreo en la zona que ejerce el grupo aéreo Air France, provoca que las tarifas de los billetes sean tres veces superiores a las que se aplican en países más desarrollados. Esta circunstancia ofrece una sugerente posibilidad de hacerse rápidamente un hueco en el mercado a base de ofrecer precios más atractivos.

Axis Lines no es el único proyecto aeronáutico español que se atreve a iniciar una operación en las entrañas de África. Desde hace un año la aerolínea Bravo, presidida por el controvertido empresario gallego Herminio Gil, fundador de Air Madrid, opera rutas domésticas entre diez aeropuertos de la República Democrática del Congo operando con cinco veteranos aviones DC9.

El proyecto de Gil preveía la programación de tres vuelos semanales directos entre Madrid y el aeropuerto de Kinshasa, la capital del antiguo Zaire, con un avión Boeing 767. Pero todavía este sueño no ha podido hacerse realidad.

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