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Tribuna
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Un activo para Europa

En los últimos años, Turquía ha experimentado un continuo proceso de reforma que la llevará a convertirse en un país verdaderamente democrático, donde las normas son respetadas, los ciudadanos pueden ejercer libremente sus derechos y le abra totalmente las puertas a Europa.

Nuestro país se encuentra en estos momentos en una etapa de expansión económica asombrosa. Con un crecimiento medio anual del 7,4% en los últimos cinco años, Turquía se encuentra entre los 13 países más atractivos para la inversión en el mundo, ocupa el 17o lugar en el ranking de las economías mundiales y es la 6a economía más grande de la UE.

Entre el año 2005 y junio de 2007, la inversión directa extranjera alcanzó casi 28 billones de euros y la inflación ha caído a un solo dígito, consiguiendo el nivel más bajo en 30 años.

Contamos con todos los ingredientes para ser percibida como un activo para el resto de Europa.

Por un lado, el país ofrece una situación estratégica para los negocios inmejorable, por su condición de mediador entre el mercado de Oriente Medio y asiático y el europeo. Es la puerta de entrada a unos mercados que abarcan más de 1.000 millones de personas.

Asimismo, Turquía ofrece al inversor extranjero una mano de obra joven, bien formada, motivada y con ganas de trabajar. Posee un mercado multicultural de 70 millones de habitantes con una media de edad de 29 años. De hecho, se trata de uno de los países con más población activa de los 27 que forman el continente europeo ya que el 65% de sus habitantes tiene menos de 34 años.

Por último, aunque no menos importante, Turquía ofrece a las empresas extranjeras ayudas fiscales y de reducción de costes. A las empresas que se instalen en las zonas promocionadas por el Gobierno turco se les facilitará la adquisición de terrenos a coste cero y el Estado pagará la mitad del coste de energía consumida, las cotizaciones sociales de los trabajadores turcos y la parte del impuesto sobre la renta que corresponde al empresario. Además, hemos diseñado un programa para establecer empresas mixtas público-privado para la creación de 1.000 plantas hidroeléctricas en los próximos años.

Además de todas estas ventajas, hemos creado la Agencia de Apoyo y Promoción de la Inversión de Turquía (Ispat) que se encarga de los servicios centralizados que darán consejo a las compañías extranjeras que desean hacer inversiones en Turquía. Nuestro objetivo es ser un punto de referencia y una ayuda para los inversores.

Reportando directamente al primer ministro turco, Ispat garantiza un soporte completo, desde el comienzo del proyecto hasta su consolidación, gracias a un equipo multilingüe de profesionales que se aseguran de guiar hacia el éxito a aquellos negocios que se desarrollen en Turquía.

Nos encontramos, por tanto, en una situación fantástica para la captación de inversores foráneos y la plena integración de Turquía en la UE.

Estamos determinados a cumplir los requisitos necesarios antes de 2013 y a solucionar los conflictos surgidos en la negociación desde su inicio en 2005 hasta el momento.

En cualquier caso, son más los intereses que compartimos con la UE, especialmente en materia de seguridad, economía y diálogo de civilizaciones, que las diferencias.

La UE y Turquía están además económicamente vinculadas. Durante la última década, el comercio entre Europa y nuestro país ha crecido rápidamente.

Por todos esos intereses comunes, y el propio de Turquía en convertirse en un país moderno y democrático, la integración y la consideración del país como un referente seguro y rentable es imparable.

Alpaslan Korkmaz, Presidente de la Agencia de Apoyo y Promoción de la Inversión de Turquía (Ispat)

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