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Aegis, el corazón de las fragatas de Navantia

El sistema de combate estadounidense Aegis se encuentra en la base del éxito de las fragatas que ha fabricado Navantia para la Armada española y que el grupo público de astilleros ha logrado exportar a Noruega (diseño y fabricación de cinco buques) y a Australia (diseño de tres embarcaciones con posible opción a una cuarta), a la espera de que se resuelva el concurso abierto por Grecia que le podría permitir hacerse con un encargo para construir seis fragatas más.

La ventaja de las F-100 españolas sobre el resto de buques similares de otros países ha tenido que ver con el trabajo realizado por los ingenieros de la antigua Izar para lograr integrar el Aegis en un buque que ronda las 6.000 toneladas, un tamaño que es prácticamente la mitad que el de las naves estadounidenses que operaban el sistema hasta ese momento. Algo que, cuando se planteó inicialmente, pocos pensaban que los astilleros públicos españoles fueran capaces de lograr.

El Aegis es la clave de la superioridad militar de este tipo de buques. De origen estadounidense y con el contratista Lockheed Martin como fabricante principal, se trata del sistema de combate más avanzado que existe en la actualidad para buques de guerra, sobre todo por su gran capacidad para hacer frente a amenazas aéreas.

El elemento principal del sistema es el radar AN/SPY-1 (en las fragatas españolas, en su versión D), que se caracteriza por su gran potencia (cuatro megavatios), sensibilidad, su alto grado de automatismo y su resistencia. Identificable por sus paneles hexagonales en el exterior de los buques, el radar puede buscar blancos y hacer seguimientos de forma simultánea, así como dirigir el tiro de los proyectiles que sean lanzados desde el barco.

En la práctica, puede trabajar con un centenar de blancos en un radio cercano a las 200 millas náuticas. Los oficiales de la Armada española destacan su poder de detección (refleja todo lo que está a su alcance, incluidos pájaros o rociones de las olas, por ejemplo), su gran capacidad para hacer frente a ataques de misiles, la posibilidad que tiene de operar cerca de la costa y su nivel de funcionamiento en situaciones de saturación de señales electromagnéticas.

Si el radar puede considerarse el corazón del Aegis, el cerebro es el sistema de mando y control, el auténtico centro de operaciones de los buques de guerra actuales. Situado en una sala que es una especie de búnker en la zona más resguardada del barco, en este centro de control se recopila toda la información procedente de los diferentes sistemas del buque. Además, puede interactuar con otras naves amigas que también operen con el Aegis.

Reacciones programadas

El sistema permite poner en marcha reacciones programadas (ante una amenaza aérea o submarina, por ejemplo) lo que mejora la capacidad de decisión de los responsables de la nave, permitiendo una respuesta rápida y una mayor flexibilidad en situaciones de crisis.

El último elemento clave del Aegis, lo que sería su músculo, es el sistema de control de los proyectiles. En el caso de las fragatas españolas, el arma principal son los misiles Standard SM2, unos proyectiles antiaéreos de medio alcance (alrededor de 100 kilómetros), discretos y que funcionan muy bien para la defensa del propio buque y la protección de sus principales áreas de influencia. Además, el sistema desarrollado controla, entre otras armas posibles, los misiles antibuque Harpoon y los lanzadores de torpedos Mk 46.

Poesía o praxis

¦bull; El origen de la denominación Aegis no está claro. Se mueve entre lo poético y lo pragmático. En el primer caso, se relaciona con la palabra latina aegis, escudo o coraza de piel de cabra, uno de los atributos con los que se identifica a los dioses griegos Zeus y Atenea. Su equivalente en castellano sería égida. La versión más prosaica apunta a que Aegis es un mero acrónimo del inglés Advanced Electronic Guided Interceptor System.

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