Galerías de culto para grandes coleccionistas
White Cube en Londres y Gagosian en Nueva York son referentes para los 'supercoleccionistas' del arte actual
Damien Hirst, de 42 años, es el artista vivo más cotizado. Su obra Lullaby Spring, una vitrina de acero inoxidable y cristal que contiene 6.136 píldoras de colores elaboradas a mano, se vendió el pasado junio en Sotheby's por 14 millones de euros, cifra nunca antes pagada en subasta por el trabajo de un autor vivo. Sus vitrinas, sus tiburones conservados en formol y sus calaveras de platino y diamantes le han convertido en un artista polémico y muy rico. La galería londinense White Cube ha vendido obras por 190 millones de euros con su última exposición, sin contar con su pieza más famosa, la calavera de platino, con 8.601 diamantes engarzados, que el marchante asegura haber vendido a finales de agosto a un grupo de inversores por 73 millones.
Hirst mantiene alta la cotización para satisfacción de los compradores de sus obras. Para los más críticos, el fenómeno tiene que ver más con la inversión que con el coleccionismo. El artista británico cuenta con el apoyo de personajes que ocupan una posición dominante en el mundo del arte: Jay Jopling, dueño de la galería White Cube, y Larry Gagosian, propietario de la que lleva su mismo nombre, dos de los marchantes más importantes del arte actual, según una clasificación de Art Review.
Después de todo, en eso consiste el trabajo de una galería: promover a un artista, vender su obra y lograr que no se sature el mercado y se mantenga su cotización. 'Hubo un momento en que los precios de Hirst serían accesibles, pero si no eres inglés y no frecuentas las galerías, difícilmente hubieras comprado su obra', comenta el coleccionista Fernando Meana, quien reconoce que el británico no se encuentra entre sus autores favoritos, aunque le encantaría tener un trabajo suyo 'por lo que vale', precisa el Premio al Coleccionismo Privado Español de la última edición de Arco.
'En el mercado financiero se baten récords a diario, ¿por qué no va a poder un artista con su obra llegar a cotizaciones millonarias?', expone Pepe Cobo, de la galería madrileña del mismo nombre. Según las cifras proporcionadas por la aseguradora Hiscox, el arte contemporáneo se ha revalorizado en el último año en un 55%, mientras que en el arte moderno los precios han subido un 40%. 'Hirst se ha buscado dos de los dealers más fuertes en el mundo, Jopling en White Cube y Larry Gagosian', juzga este galerista que participa en las principales ferias de arte contemporáneo: Basilea, Miami, Frieze, Arco.
Jay Jopling, casado con la conocida artista británica Sam Taylor-Wood -nominada al Premio Turner en 1998-, abrió White Cube en 1993 en un piso de Duke Street, uno de los tradicionales distritos artísticos londinenses. Desde ese pequeño espacio consagrado al arte contemporáneo, ha ejercido una fuerte influencia en el mercado. La idea central era crear un espacio de intimidad donde un artista pudiera presentar un trabajo dentro de un ambiente adecuado, en línea con la experiencia que Walter de Maria desarrolló en Nueva York con Earth Room. Además de Hirst, en White Cube han exhibido su obra artistas como Franz Ackerman, Check Close, Tracey Emin o Jeff Wall. La galería de Duke Street cerró en 2002, para dar paso a otros dos modernos y amplios locales. En septiembre de 2006, inauguró la galería de Mason's Yard, en lo que había sido una central eléctrica y desde la que continúa con su programa de exposiciones de alto perfil -Gabriel Orozco fue el primer artista que expuso-.
Larry Gagosian abrió sus puertas a Damien Hirst en 1996 con la exposición No sense of absolute corruption en su local de Soho. El marchante ha pagado por cuenta de sus clientes anónimos algunas de las cifras récords de los últimos tiempos en el arte contemporáneo. Gagosian tiene espacios en Nueva York, Beverly Hills, Londres, Roma y Moscú. Precisamente, el próximo 19 de octubre viajará a la capital rusa con más de 40 obras de artistas contemporáneos, entre los que destacan Willem de Kooning, Pablo Picasso o Andy Warhol, para seducir al creciente coleccionismo de ese país. La exposición tendrá lugar en el Barvikha Luxury Village, un centro comercial de lujo a las afueras de Moscú, donde se venden desde Ferraris a bolsos de Prada o adornos de Tiffany. No es la primera vez que Gagosian trata el arte como un artículo de lujo, el mes pasado transformó su galería de Chelsea en un escenario de pase de modelos para la colección de Levi Strauss codiseñada por Hirst.
Actualmente, Gagosian exhibe en sus galerías la obra de Jeff Koons, Roy Lichtenstein, Andy Warhol, Jasper Johns, Willem de Kooning, junto con la de otros más jóvenes como Takashi Murakami, Paul Noble o Christopher Wool.
White Cube o Gagosian son referentes para lo que Fernando Meana considera 'supercoleccionistas'. 'Los que somos modestos coleccionistas, los que vivimos de las ganancias del día a día, tenemos que buscar muchas veces oportunidades o galerías que te ofrezcan esas oportunidades', declara Fernando Meana, uno de los grandes expertos en España en Derecho marítimo. æpermil;l no ha comprado nunca en Gagosian, aunque en su colección hay artistas de la galería. Sus gustos -se confiesa un enamorado del arte sudamericano- le han llevado a frecuentar otros marchantes: 303 Gallery en Nueva York, Kurimanzutto, en Ciudad de México, Fortes Vilaça en Río de Janeiro o Neugerriemschneider en Berlín. 'Tengo grandes piezas porque ellos las tuvieron en su momento'.
Como coleccionista, Fernando Meana admite que hay galerías que ofrecen una garantía plena. 'Tienen mucha fuerza dentro del mercado y, por consiguiente, pueden elegir, seleccionar muy bien a los artistas. Hay galerías que marcan pautas', asegura.
'Las galerías creamos el peso de la credibilidad de los artistas, la veracidad del mercado la marcan las subastas', cree Pepe Cobo. El galerista defiende que el sector no crea globos. Su misión consiste en trabajar día a día con los artistas. 'Yo pongo un precio a su trabajo, pero no tiene marchamo público ni dimensión mundial', explica. Es cierto, reconoce, que las galerías sí pueden crear unas expectativas sobre un artista que luego el mercado se encarga de corregir. Su explicación a este fenómeno es que en una obra de arte intervienen más elementos. 'Ahora mismo hay tanto dinero en el mercado, que las cotizaciones tienen que ver con otros factores'.
Después de las fuertes revalorizaciones del arte contemporáneo, algunos expertos empiezan a hablar de sobrecalentamiento en el mercado. Las galerías, en cambio, no rebajan el tono optimista. 'Soy muy positivo sobre la situación del mercado. El trabajo con artistas durante un tiempo largo y continuado es el cimiento de una calidad estable y un mercado estable', responden en la galería Eigen + Art de Berlín. La feria de arte Frieze, que tiene lugar en Londres entre el 11 y el 14 de octubre, es una oportunidad para comprobar qué posturas se acercan más a la realidad del mercado. Los coleccionistas se interesan por los mejores fondos que llevan a Frieze las galerías, y Christie's y Sotheby's aprovechan la ocasión para celebrar subastas de arte contemporáneo. Inversores y coleccionistas tienen la respuesta.
Referentes en el mercado
White Cube y Gagosian gozan de reconocimiento internacional, pero no son las únicas galerías cuyo nombre equivale a influencia para coleccionistas y profesionales.Elba Benítez, galería que participa en las ferias de Arco y Basilea, cita a Marian Goodman (entre la lista de artistas, figuran el desaparecido Juan Muñoz y su mujer Cristina Iglesias), Pace Wildenstein, Andrea Rosen, Sonnabend, David Zwirner, además de Gagosian, en Nueva York.El mercado del arte londinense tiene un referente en Victoria Miro (representa a Peter Doig, uno de los artistas vivos más cotizados; White Canoe se vendió en Christie's por 8,67 millones de euros), White Cube, Hauser & Wirth, Lisson y, de nuevo, Gagosian.Eigen + Art, Arndt & Partner, Neugerriemschneider, Carlier Gebauer, Klosterfelde, Max Hetzler y Esther Schipper son establecimientos emblemáticos de Berlín, al igual que Cristina Guerra lo es en Lisboa o Continua en Italia. En Brasil, sobresalen Fortes Vilaça y Luisa Strina.
Exponer fuera
Gonzalo Puch (Sevilla, 1950) es un artista que trabaja Julie Saul de Nueva York. La galería conoció su obra en el stand que Pepe Cobo llevó hace dos años a la feria Armory Shaw, se fijó en sus fotografías y le propuso una exposición. Es probable que prepare otra para 2008, asegura Puch. Tras la exposición, Julie Saul ha seguido vendiendo la obra del artista, que tiene la impresión de que las ventas son mayores que en España. 'En Nueva York hay un público más numeroso y diverso', comenta.Su obra se encuentran en las colecciones del Reina Sofía, en la Fundación Telefónica, en Artium de Vitoria o en el Banco de España. Exponer fuera, en cambio, es más complejo. 'Hay una asignatura pendiente en este tipo de relación con el extranjero, hay poca representación de artistas españoles, o son poco conocidos o existe una valoración poco objetiva. Encuentras más fácilmente artistas latinoamericanos o asiáticos, es inexplicable'.Las galerías españolas, asegura, son más estáticas. 'Están sentadas a la espera de que llegue el cliente o de acontecimientos como Arco que les solucione la parte económica'. A su modo de ver, tienen que tener una complicidad con el artista en sus proyectos y no ser sólo el intermediario'.