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Estudio

Más libertad para el sector servicios

Un estudio reclama más reformas para elevar la competencia

El sector servicios, que representa el 67% del valor añadido bruto y el 65% del empleo en España, está amenazado. Esa es la conclusión del estudio ¿Se puede dinamizar el sector servicios? Un análisis del sector y posibles vías de reforma, presentado ayer por Carlos Maravall Rodríguez, de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Pese a los avances liberalizadores de los últimos años, el autor sostiene que España mantiene una tendencia a la baja en el sector teóricamente más competitivo en las economías desarrolladas, sobre todo si se compara con Estados Unidos.

Maravall llama la atención sobre la apertura de la brecha de riqueza entre ese país y Europa en los últimos 15 años. Así, lo que después de la Segunda Guerra mundial fue un proceso de convergencia en términos de renta per cápita, se truncó en el periodo posterior a la caída del muro de Berlín, de forma que, en la actualidad, los ingresos por habitante en EE UU son un 50% superiores a los de la Unión Europea de 25 miembros. El ex ministro de Industria Juan Manuel Eguiegaray, presidente de la Fundación Alternativas (editora del informe), citó el marco regulatorio y la difusión de nuevas tecnologías como claves para explicar esa divergencia en renta.

El presidente de AFI, Emilio Ontiveros, afirmó que no todos los países europeos están rezagados: 'Los nórdicos, como Dinamarca, Suecia o Noruega, acudan los primeros puestos en términos de desarrollo del sector servicios, por encima incluso de Estados Unidos'. Pero la situación es más grave en España, donde los niveles de productividad incluso han retrocedido en el último decenio.

Maravall propone tres grandes medidas para revertir esa tendencia. La primera de ellas es la promoción de la constitución de nuevas empresas. Según el índice Doing Business Report, del Banco Mundial, el año pasado se tardaba 47 días en realizar los 10 trámites necesarios para montar un negocio con forma legal. Una cifra que contrasta con los tres días requeridos en Canadá, o los cinco de Canadá o Estados Unidos.

El autor considera además que se debe incentivar, a través de una regulación proclive a la competencia, la adopción de tecnologías de información y comunicación en los servicios financieros y la distribución. La tercera medida necesaria, según Maravall, es 'asegurar un mecanismo amplio, competitivo y generoso de asignación de recursos a la educación terciaria', para lo que recomienda una mayor coordinación entre las cámaras de comercio y las universidades.

Una de las áreas del sector terciario en la que España está más avanzada es en servicios financieros. Aun así, el FMI sitúa a España lejos de los niveles de los países anglosajones, además de algunos europeos como Países Bajos, Dinamarca o incluso Italia, donde es más fácil el acceso a información pública. Ontiveros citó el turismo como otra de las áreas con amplio margen de oportunidad en la economía española, al explicar que España 'es intensiva en recepción de turistas, número de empresas y ofertas, pero no en calidad de producto'.

Efecto 'neutro' de la descentralización

El autor dedica un capítulo a analizar el impacto que la descentralización desarrollada en el proceso autonómico de los últimos 30 años ha podido tener sobre la calidad de la regulación de los mercados. Por una parte, deduce que esa descentralización no ha significado necesariamente la proliferación de grupos de presión capaces de evitar políticas de fomento de la competencia. Así, explica que 'las causas del mal desempeño de la productividad en España no pueden ser asociadas al proceso descentralizador'. Sin embargo, tampoco se habría logrado el efecto positivo teórico, pues el proceso 'no ha determinado una competencia entre comunidades que haya servido para incrementar el crecimiento de las más desfavorecidas al adoptar las prácticas regulatorias de las más avanzadas'.

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