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Tribuna
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Afrontar el cambio climático

Todos lo hemos oído ya. Se dice que a Estados Unidos no le importa el cambio climático, que no es más que un enorme país que arroja gases y está lleno de contaminadores sin escrúpulos. Contar con un mito así es útil, ya que ofrece un chivo expiatorio fácil, alguien a quien culpar, y mitiga algunos de los sentimientos de culpa que puedan tener los demás. Permite pensar que, aunque nadie sea perfecto en lo que respecta al cambio climático, 'al menos no somos tan malos como esos dichosos estadounidenses' o algo parecido. Pero el hecho de ser el país que más emitía era el resultado directo de que éramos, y seguimos siendo, la economía más importante del mundo.

Y el hecho de que no hayamos suscrito el Protocolo de Kioto no significa que 'no estemos haciendo nada' para tratar de frenar el cambio climático. Lo cierto es que a Estados Unidos el cambio climático le importa mucho, y está tomando y fomentando medidas activamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y trabajando con las principales economías del mundo para desarrollar un marco posterior a Kioto y reducir las emisiones.

Estados Unidos lidera la investigación y el desarrollo de tecnologías punteras de las que todos dependeremos en última instancia para resolver el problema del cambio climático. Las inversiones del sector privado y los programas gubernamentales están reduciendo las emisiones de dióxido de carbono. Entre 2000 y 2005, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron menos de un 1,6%, mientras que nuestra economía creció un 12% ó 2 billones de dólares aproximadamente, más que la economía de Italia. Representa un logro importante. Durante el mismo periodo, nuestra población se incrementó un 5,3%, es decir, en 15 millones de personas, más que las poblaciones de Suecia y Dinamarca juntas. Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron menos del 1,6%.

El año 2006 fue especialmente importante: se calcula que nuestra economía creció un 2,9%, pero las emisiones de CO2 disminuyeron un 1,3%. Esto es clave, porque significa que estamos empezando a romper el vínculo entre crecimiento económico y aumento de CO2.

Probablemente se preguntarán, ¿cómo queda todo esto en comparación con los demás? La intensidad de los gases de efecto invernadero de Europa parte de un nivel inferior al de Estados Unidos por muchos motivos. Pero uno de las más importantes es que Europa experimentó grandes cambios en su economía en la década de los 90, como pasar del lignito al gas natural ruso en Europa Central y Alemania, y del carbón al gas del Mar del Norte en el Reino Unido. Como en el caso de Estados Unidos, la economía europea está creciendo más que sus emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que la intensidad de dichos gases también disminuye, aunque a un ritmo menor que el de Estados Unidos.

No es sorprendente que los datos de Estados Unidos y Europa sean comparables. Tenemos las mismas preocupaciones y compartimos el objetivo de reducir las emisiones. Tratamos de conseguir lo mismo. Pero, ¿por qué hablamos de intensidad de los gases de efecto invernadero en lugar de emisiones en términos absolutos?

La intensidad de los gases de efecto invernadero es importante porque apunta al centro de la cuestión que tenemos que abordar si queremos hacer frente al cambio climático a largo plazo y romper el vínculo entre actividad económica y producción de gases de efecto invernadero. Existen varias maneras de reducir las emisiones de cada país, pero la única solución que tiene sentido para nosotros, o para los países en desarrollo que todavía necesitan un crecimiento económico y un desarrollo humano mayores, es cambiar el modo de funcionar de la economía utilizando combustibles y tecnologías alternativos con el fin de producir menos emisiones para alcanzar los mismos, o incluso mayores, niveles de crecimiento económico.

Y la forma de calibrar nuestro progreso en este sentido es medir los cambios de la intensidad de los gases de efecto invernadero de nuestra economía. Por eso estamos obsesionados con la intensidad de los gases de efecto invernadero. No se trata de un truco. Si consideramos los hechos y no sólo las palabras, Estados Unidos hace tanto o más que casi cualquier otro país para tratar de frenar el cambio climático, y la prueba está en las cifras.

El planeta está calentándose y la actividad humana es responsable en parte. Estados Unidos está comprometido para reducir y poner fin a las emisiones de gases de efecto invernadero y, si es posible, invertir su acumulación en la atmósfera. Hemos realizado enormes inversiones para reducir el crecimiento de las emisiones tanto dentro como fuera de nuestro país.

Pero todos sabemos que hasta ahora no ha sido suficiente, por lo que hemos de considerar otros factores: Estados Unidos y la Unión Europea juntos son responsables de menos de la mitad de la producción mundial de gases de efecto invernadero y esta proporción está disminuyendo. La intensidad de nuestras emisiones ya está reduciéndose y, en un futuro no muy lejano, los niveles absolutos probablemente descenderán también.

Estados Unidos está trabajando multilateralmente para implicar a las principales economías en un marco climático y de seguridad energética después de 2012. Queremos dejar atrás las posturas acusatorias del pasado y llevar a cabo esfuerzos concretos, coordinados y verdaderamente mundiales para cambiar la manera de funcionar de nuestras economías y apoyar el doble objetivo de mejorar el desarrollo humano y reducir el impacto humano en el clima. Por eso, el Presidente Bush ha convocado una reunión sobre el cambio climático y la seguridad energética en Washington los días 27 y 28 de septiembre, a la que asisten las principales economías del mundo, entre ellas España representada por la UE, firmantes del Protocolo Kioto y, significativamente, también no firmantes. Y es importante señalar que este esfuerzo para tratar de llegar a un consenso entre las principales economías mundiales sobre un marco para el cambio climático posterior a 2012 apoya los esfuerzos de la ONU. Estados Unidos está plenamente comprometido con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y está contribuyendo a hacer avanzar las conversaciones sobre el cambio climático en el seno de la Organización.

Estos son nuestros objetivos, y estamos deseosos de alcanzarlos.

Kurt Volker Primer vicesecretario de Estado adjunto del Gobierno de EE UU para Asuntos Europeos

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