Vengan y gasten sus euros
Quedan guías de Nueva York en las tiendas de Europa? A juzgar por el tráfico humano en el SoHo habría que deducir que no. Las calles están llenas de italianos, franceses, británicos y muchos españoles que aprovechan un cambio históricamente bajo del dólar para dejar sus euros en una ciudad que lo agradece.
Y no es que las cosas vayan mal. Pero van a empeorar.
Lo dijo el alcalde hace unos días. 'Las economías son cíclicas y parece que lamentablemente vamos de un ciclo de crecimiento a otro que esperemos no sea de declive, pero que desde luego no va a ser de tanto crecimiento, si es que hay alguno', explicaba Michael Bloomberg. El escenario que dibuja el edil está basado en las peores expectativas para Wall Street y el sector inmobiliario, dos sectores vitales para la ciudad y que ahora están en crisis.
Los resultados trimestrales de las firmas de Wall Street no son, de momento, generalizadamente negativos, a pesar del mal verano en los mercados, pero hay muchas tensiones en los mercados del crédito. Muchos acuerdos hechos por el capital riesgo tienen dificultades para cerrarse y los rendimientos de los hedge funds no son tan estelares como en el pasado.
Se teme que los bonos que se conceden a fin de año no lleguen a los récords de años anteriores. Y eso es importante, porque aunque Wall Street supone el 5% del total de empleos de la ciudad, estos trabajadores ganan el 20% de los salarios que se embolsan los neoyorquinos. En 2006, la suma de los cheques con los que se pagaban los bonos fue de unos 23.900 millones de dólares. Eso supuso unos ingresos fiscales para el estado de Nueva York de 1.500 millones de dólares. Para la ciudad, de 500 millones.
En cuanto al inmobiliario, aunque en Nueva York, y más aún en Manhattan, la crisis está por llegar, en el ayuntamiento ya no cuentan con la comisión de una operación de 5.400 millones como la del año pasado, en la que se vendió una colonia de varias manzanas de Manhattan, uno de los contratos del siglo. Además, una de las hipotecas más usadas por los habitantes de esta ciudad, la jumbo (de más de 417.000 dólares) está sufriendo también la crisis del endurecimiento del crédito, lo que no es buena señal para el sector.
Bloomberg sabe que hay que ajustarse el cinturón y recientemente ha pedido a las agencias del ayuntamiento que se preparen para recortes presupuestarios y que no contraten más personal.
Si sus previsiones se cumplen, el alcalde tendrá que olvidarse de usar el dinero público como hasta ahora. Aunque considerado un hombre responsable desde el punto de vista fiscal, Bloomberg ha incrementado el gasto en educación, medicina, pensiones, tecnología y mejoras urbanas. Su nivel de dispendio es, de lejos, mayor que el de sus predecesores, y rebajarlo resultaría difícil de explicar políticamente.
Hace unas semanas, el alcalde criticó al Gobierno federal por cómo se gestionan los servicios de inmigración y el mal servicio de los aeropuertos, que disuade a muchos turistas de venir a Estados Unidos. Todo en orden a conseguir su deseo de que los extranjeros sean bienvenidos y sigan viniendo con euros, libras, yenes o la moneda que sea en los bolsillos.
Y que gasten. æpermil;l y la ciudad se lo agradecerán. Este año de incertidumbre más que nunca.