Firmes frente a Gazprom
En dos ocasiones esta semana, las instituciones de la UE han enfurecido a importantes socios comerciales. El lunes, el Tribunal de Primera Instancia arrancó la cólera en EE UU con su decisión sobre Microsoft. El miércoles, la Comisión provocó un enfado similar en Moscú con su plan de restringir a las compañías de fuera de la UE el control de activos en el sector energético.
Pese a las declaraciones de José Manuel Barroso aduciendo que las medidas no iban dirigidas contra un objetivo específico, a nadie se le ha escapado que su mayor impacto estará en Gazprom, la compañía pública rusa del gas.
Al dar este primer paso para contener las ambiciones europeas de Gazprom, la Comisión ha actuado correcta y valientemente. Sin embargo, no ha ido bastante lejos (...).
Como vía para proteger la competencia (...) es un movimiento razonable. Pero la UE debe también restringir el control de Gazprom sobre otros componentes críticos de la infraestructura energética, como centrales eléctricas y terminales para importar gas natural.
La pregunta fundamental es si Gazprom actuará como cualquier otra compañía, por ejemplo al tomar decisiones de inversión. Dada la relación entre su consejo y el Kremlin (...), la UE no puede asumir que la respuesta será sí.