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CincoSentidos

Estonia y sus islas

La república báltica, que recuperó su independencia en 1991 y entró hace tres años en la Unión Europea, está de moda por varios motivos, entre otros el ser un destino vacacional en alza

Quien recorra Estonia en coche tendrá la sensación, angustiosa y placentera a la vez, de moverse por un país vacío. En efecto, todo lo que ve a su alrededor son bosques y más bosques: la mitad del territorio es pura masa forestal; otro 37% son campos de cultivo o prados, jalonados muy raramente por algún villorrio minúsculo. No llegan en toda la nación al millón y medio de habitantes. Buena parte de ellos en Tallin, la capital, que es junto con su entorno el principal activo turístico. Ahora, cada vez más, las islas se suman a la oferta turística. Estonia es la única de las tres hermanas bálticas que posee islas: 1.520, exactamente. Claro que no todas cuentan; sólo tres o cuatro son importantes, concretamente Hiiumaa y, más al sur, Muhu y Saaremaa, unidas por un puente. Estas dos últimas, que vivieron siempre de la pesca y la agricultura, fueron las preferidas tradicionalmente por los veraneantes locales (se llega en poco más de una hora por carretera desde la capital) y ahora, por el turismo internacional.

Para llegar a Muhu hay que tomar un transbordador (la travesía dura apenas veinte minutos). El pueblo de acogida, Kuivastu, es célebre por sus artesanos. Lo más notable de la isla son sus molinos (como el de Emu), alguna iglesia medieval (Santa Catalina, en Liiva), algún vestigio megalítico y sobre todo el pueblo de pescadores de Koguva; no es un pueblo-museo, rehecho con casas traídas de otros sitios, sino que se ha mantenido tal cual desde los últimos siglos, y ello porque el escritor Juhan Smuul, que era de allí, formó en la era soviética una cooperativa sui géneris en la que no intervinieron los comunistas. Hay además un museo étnico y textil. Una de las mansiones señoriales al sur de la isla, en Pädaste, es ahora un resort de lujo frente al mar (muchas otras mansiones de todo el país corren ahora la misma suerte).

Saaremaa, la isla mayor (más o menos como Mallorca), repite a escala reducida el patrón de extensas masas forestales y escasa población. En la capital, Kuresaare, viven apenas 15.000 vecinos. El corazón de esta única ciudad isleña es el castillo episcopal, una recia fortaleza cuyos orígenes se remontan al periodo hanseático (siglo XIII), transformada en museo local; también es escenario de unos célebres festivales veraniegos. Poco más hay en Kuresaare, si no es el puerto deportivo, algún museo y un crecido número de hoteles y spas de inusitada categoría.

En las excursiones por la isla es obligado visitar los molinos de Angla (quedan cinco juntos, de nueve que hubo), las iglesias medievales (sobre todo las de Karia, Pöide y Valjala, ésta última con frescos del siglo XIII), las playas y faros solitarios (como el de Sörve). Y una curiosidad que vale la pena: el cráter abierto por un meteorito hace 2.000 años en Kaali. En realidad, el choque produjo hasta ocho agujeros; el principal, de 110 metros de diámetro, es el mayor de Europa y está cubierto por un lago. Un pequeño museo ilustra sobre el fenómeno de los meteoritos, que llegan a impactar con la Tierra unas tres veces cada mil años: esa es la única acotación inquietante, en esta isla espaciosa abrumada por la calma.

Guía para el viajero

Cómo irEstonian Air (Gran Vía Corts Catalanes, 665, tel.: 93 265 77 73, estonianbcn@connexions.es, y Serrano, 93, tel.: 91 411 07 47, estonianmad@connexions.es) tiene programados para abril-noviembre 2007 vuelos directos entre Barcelona y Tallin; los lunes y miércoles: salida desde Barcelona a las 16:45, y desde Tallin a las 12:45; los viernes: salida de Barcelona a las 17:50, y desde Tallin a las 14:05. Compra de billetes online: www.estonian-air.comDormir y comer: En Muhu, Pädaste Manor (perteneciente a la cadena Small Luxury Hotels of the World) es una residencia señorial con el más alto nivel de sofisticación hasta en los mínimos detalles (spa, sauna, cine privado, jacuzzi en la playa, casa de campo privada disponible, excelente cocina); está en Pädaste Mois, tel. 372 45 48800, www.padaste.ee, info@padaste.ee. La habitación doble cuesta entre 121 y 253 euros, la granja privada: 884 euros.En Kuresaare (Saaremaa), el Grand Rose Spa Hotel, abierto en 2006, sigue una estética atrevida (no siempre aplaudida) cercana al neobarroco, el urban chic o más llanamente, el romanticismo kitsch. Lo más notable, con todo, es su spa Rosarium a la última (aromaterapia, cápsula fría a -160 grados, baños en miel, cera o lodos volcánicos, masajes, etc.). Está en calle Tallinna 15, tel. 372 666 7012, www.grandrose.ee, info@grandrose.ee. Precios entre 80 y 230 euros (314 la suite).

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