Gracias, Trichet
El BCE decidió en su reunión de ayer mantener el tipo de interés de referencia en la Eurozona en el 4%, tras una rectificación lógica vista la situación en los mercados financieros y en los crediticios en particular.
Esta cierta psicosis de restricción crediticia no se asienta en variables macroeconómicas, que siguen siendo envidiables en la mayoría de países de la OCDE, sino en miedos escénicos provocados por excesos cometidos por algunas entidades financieras y consentidos por supervisores en el paraíso de la desregulación.
Esta falta de confianza se ha imbricado en el mundo financiero y también en el consumidor, fruto del mecanismo de la globalización, sin que se aprecien razones objetivas para el pánico. Esta apelación a la tranquilidad es todavía más clara en el caso de la economía europea, y en particular en la española.
La solvencia financiera española, junto a la excelente labor supervisora del Banco de España, permiten ser optimistas en relación a la morosidad y al mantenimiento del ritmo crediticio. Esto sin duda, permitirá cumplir las expectativas de crecimiento del Gobierno, o incluso superarlas como en los últimos tres años.
El principal problema a corto plazo es recuperar esta cierta parálisis que se ha producido en la demanda de crédito para operaciones que se habrían contratado si no hubiese sido por el ruido mediático que ha generado un retraimiento en el consumidor. Lo importantes es que las condiciones objetivas de los consumidores españoles no están manifiestamente peor que hace tres meses, pues el empleo crece por encima del 3% anual y el PIB lo hace en niveles alrededor del 4%.
Con estas cifras, y siendo conscientes que el sector inmobiliario podría haber alcanzado el cenit de crecimiento en el campo residencial, existen mecanismos y subsectores que van a tomar el relevo para que la economía mantenga un crecimiento por encima del potencial.
Dentro de estos subsectores hay que citar la construcción civil, la geriatría, la cultura o la industria. Pero también hay que citar la promoción para el alquiler que, sin duda, va a ser un refugio para muchos promotores que no saben cómo colocar su obra terminada o aquellos que han empezado a construir y ya no venden sobre plano. Para éstos, la noticia del mantenimiento de tipos de interés es inmejorable, pero sobre todo lo es la apuesta que el Gobierno va a realizar en el futuro para que el acceso a una vivienda en alquiler sea un hecho.
Para que esto triunfe se necesita que todas las instituciones públicas y privadas, y especialmente los medios de comunicación, apoyen modificar una conducta que se ha demostrado errónea y gravosa para los segmentos más débiles de la población.
Las condiciones son inmejorables pues la relación entre precio de compra y alquiler se ha estrechado, de forma que la rentabilidad de la compraventa apenas llega a un 5%, mientras que algunas empresas que se dedican al alquiler exclusivamente están ya obteniendo rentabilidades del 7%-8%, gracias en parte a las mejoras legislativas y fiscales puestas en marcha por el Ejecutivo.
Tal vez haya que ahondar en mejoras adicionales en materia fiscal o regulatoria, pero sin duda si ha existido un momento histórico para que se alivie la carga de la compra de un inmueble, y se pueda optar por vivir sin hipoteca, sin duda es el actual. El alivio financiero y las condiciones objetivas de los consumidores permiten encarar el futuro más cercano con mayor optimismo, a lo que sin duda debemos apoyar desde todas las instituciones con mensajes consistentes y coherentes.
La enseñanza que nos deja, una vez más, este proceso es que la regulación en la economía es necesaria, especialmente para que el eslabón más débil, el consumidor, tenga la máxima información y calidad en el servicio. Asimismo, es imprescindible que los agentes encargados de suministrar servicios tengan la solvencia y la formación suficiente para que no tengamos que estar siempre cubriendo y sufragando el riesgo de la desregulación y falta de supervisión.
Alejandro Inurrieta. Presidente de la Sociedad Pública de Alquiler