El impuesto de la UE a las bombillas chinas enfrenta a los fabricantes de iluminación
El conflicto provocado por la importación hacia Europa de bombillas procedentes de China ha entrado en su fase definitiva. En un plazo de apenas dos semanas, el 12 de septiembre, la CE deberá tomar una decisión definitiva. Las opciones que se le presentan van desde mantener y ampliar otros cinco años la situación actual por la que se penaliza con un impuesto de más del 60% (en relación con el precio de producción) la importación de lámparas del país asiático, hasta eliminar la tasa este mismo año.
El Ejecutivo comunitario, a través de su comisario de comercio, Peter Mandelson, ha señalado que estudia la posibilidad de mantener un año más, hasta 2008, la actual situación impositiva, para liquidar el impuesto a partir del ejercicio siguiente. En la trastienda de este contencioso se esconden intereses de los principales fabricantes de lámparas en todo el mundo.
Uno de los principales protagonistas es la alemana Osram, vinculada a Siemens, que desea el mantenimiento del gravamen sobre las lámparas chinas hasta 2012. Su argumento es la defensa de la industria europea y el rechazo a las subvenciones que el Gobierno chino da a la fabricación de luminarias en su territorio. No obstante, ella misma fabrica el 30% de sus lámparas en el país asiático.
En la parte contraria, Philips, GE y Sylvania, piden la eliminación inmediata de las restricciones. Se amparan en argumentos de defensa del medio ambiente. Señalan que el impuesto incrementa el precio de las bombillas asiáticas hasta situarlo cinco veces por encima de las bombillas tradicionales de filamento. Ello retrasa la entrada de las lámparas básicas de bajo consumo en los hogares europeos.
A su entender esta política impositiva contradice las directrices de Bruselas que pretenden poner en primer lugar su cruzada contra el cambio climático y provoca un crecimiento de más del 20% en el consumo eléctrico en el Continente. El interés de estas empresas no es exclusivamente ecológico ya que la compañía holandesa produce un 50% en China y sus dos acompañantes en esta cruzada un porcentaje aún mayor.
El 75% de las lámparas son importadas
æscaron;nicamente una de cada cuatro bombillas que se encienden en el Viejo Continente está producida en Europa. Las compañías favorables a la eliminación del impuesto de la CE dicen que la producción europea (lámparas de bajo consumo y alta gama) tiene su venta garantizada. Entienden, sin embargo, que el gravamen al producto de China sólo sirve para que se retrase la entrada en los hogares europeos de las bombillas de bajo consumo en su gama más baja. La razón es que el precio de las lámparas tradicionales de filamento (de alto consumo) es cinco veces inferior a las afectadas por la tasas. Esta razón de tipo económico les permite mantener un nivel de ventas en contra del interés medioambiental.