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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La crisis financiera ajusta los precios

Los mercados vivieron ayer otra jornada de desplome y nervios, contagiados por nuevos temores a una crisis financiera internacional derivada de la crisis hipotecaria de EE UU. En las plazas europeas, ni el buen dato de inflación de julio en la zona euro ni las optimistas estimaciones del IFO para el segundo semestre lograron neutralizar la creciente aversión al riesgo, que ha llevado a la renta variable a contabilizar ya pérdidas en el acumulado del año en buena parte de los mercados continentales. El español, por ejemplo, registró ayer el peor descenso desde marzo de 2004 (casi un 4%), cayendo por debajo de los 14.000 puntos, y volatilizó todas las ganancias generadas desde enero de este año.

El miedo a la restricción del crédito crece en todo el mundo, a medida que nuevas corporaciones financieras se suman a la cada vez más dilatada lista de víctimas de la crisis. Ayer se sumó un nuevo caso llegado de las antípodas, el de Australia's Rams Home Loans Group, dedicada a la refinanciación de hipotecas, que no podrá hacer frente a los 5.000 millones de dólares de su deuda. Las nuevas inyecciones de liquidez realizadas por los bancos centrales, desde Australia hasta Estados Unidos, pasando por Japón, para tratar de mantener los tipos de interés bajo control, son absorbidas por un mercado que sigue reajustando los precios de los activos a una situación menos optimista que hace unos meses.

El mercado registra insospechadas reacciones de instituciones financieras, que han invertido en sofisticados productos derivados de activos cuyo auténtico valor es cada vez más difícil de medir. El sensible clima de aversión al riesgo en el que se han instalado los mercados magnifica cualquier señal pesimista que se ponga sobre el tablero, y aunque tarde en reproducir sus efectos sobre la economía real, el fantasma de la crisis del crédito ya es una realidad en la vida de muchas de las empresas que tenían pendiente la refinanciación de sus planes de inversión, o una simple operación corporativa. Es el caso de Endemol, la productora holandesa vendida por Telefónica en mayo, que se convirtió ayer en la última víctima de la incertidumbre.

El plan de los bancos que financiaron el préstamo a los compradores -Mediaset, Telecinco, Goldman Sachs y el fundador de la compañía, John de Mol- era formar un sindicato para vender la deuda -unos 2.000 millones de euros-, pero se han visto obligados a posponerlo ante la dificultad para colocarla o, lo que es lo mismo, ante la desaparición de compradores dispuestos a hacerse con ella. Los bancos -ABN Amro, Barclays, Credit Suisse, Lehman Brothers y Merrill Lynch, además de Goldman Sachs- apostaron fuerte en una operación que creó gran expectación, y ofrecieron una gran cantidad de deuda por la adjudicación y llevarse unas jugosas comisiones. Pero en pocas semanas el panorama ha cambiado sus planes: ya no es fácil colocar deuda de alto riesgo.

Es previsible que otras operaciones empresariales, en marcha o previstas, se vean afectadas. Una probabilidad que seguirá aumentando mientras los nubarrones de la crisis sigan ahí. Esto quiere decir que las operaciones capitaneadas por inversores meramente financieros tienen ahora el porvenir más incierto.

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