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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Marco nuevo para las opas

Entre las consecuencias colaterales del drenaje de liquidez producido por la crisis hipotecaria de EE UU hay uno de especial importancia. Se trata del previsible frenazo de las operaciones corporativas, la clave en la que se ha venido sustentando una parte importante de las valoraciones de las Bolsas en los últimos tiempos. El mercado está convencido de que el trepidante ritmo de movimientos empresariales va a pisar el freno. De ser así, este parón tendría especial relevancia en España, donde las opas han ocupado una posición destacada respecto al resto de los mercados. Esta circunstancia, y el hecho de que el lunes entre en vigor la nueva Ley de Opas, hace que las operaciones empresariales se enfrenten a un nuevo marco por partida doble.

Aunque algunos expertos consideran que la nueva situación financiera y la nueva normativa coinciden en un momento en que los movimientos han tocado techo, lo cierto es que hay aún un buen grupo de operaciones, tanto a nivel nacional como comunitario, cuyo destino está en el aire. Es probable que se modere el ritmo, pero parece más discutible el parón absoluto, y más si se trata de operaciones con lógica estratégica.

Al nuevo escenario no le faltan aspectos positivos. Las operaciones con porvenir más incierto son las capitaneadas por inversores meramente financieros, para los que se ha endurecido el endeudamiento barato que les animaba a encarar cualquier aventura, con la plusvalía como único objetivo. Si esto significa que van a volver a la palestra los compradores industriales, aquellos que entran en una compañía para ampliar el negocio, obtener sinergias y generar riqueza y empleo, es saludable un cambio de rumbo. La nueva Ley de Opas deberá también demostrar su eficacia. Tal vez no aumente el número de ofertas, pero sí está llamada a superar las muchas carencias de la normativa actual.

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