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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El vacío que deja Magda Salarich

Me sorprende leer que el trabajo que hacía en Citroën Magda Salarich se vaya a repartir ahora entre seis directivos, de los que no pongo en duda su valía profesional y su capacidad de trabajo. Tampoco voy a lanzar ninguna soflama en favor de las mujeres porque no hace falta. Hay ejecutivas excelentes y otras pésimas. Igual que los hombres. Y Magda Salarich creo que pertenece a ese grupo de profesionales exigentes, que siempre buscan la excelencia en todo lo que hacen. Los logros conseguidos en Citroën la avalan. Ha colocado a la compañía en la cima, ha pasado de vender 30.000 coches a las 210.000 unidades que espera vender durante el presente ejercicio. Ha sido una ejecutiva que ha trabajado siempre de puertas para adentro, sin frivolidades. Pocas veces la hemos visto en festejos y saraos que no tuvieran que ver con su actividad. He tenido la oportunidad de entrevistarla en dos ocasiones. La primera conversación fue vía telefónica. Ella vivía, en aquella época, durante la mayor parte de la semana en un hotel en París. Me aseguró que esta forma de vida no le suponía ningún contratiempo familiar porque los fines de semana los dedicaba por entero a los suyos, y que de esta manera podía entregarse cien por cien al trabajo. Me di cuenta que era una mujer que siempre extraía la parte positiva de cada situación. Estoy segura que intentará buscar el lado bueno a su nueva condición de desempleada, que seguro será breve. También me sorprendió su firmeza y organización la segunda vez que pude hablar con ella. Esta vez, la entrevista se celebró en la sede madrileña de Citroën. Su responsable de prensa me solicitó previamente un guión con los temas que íbamos a tratar, y el tiempo que estimaba que íbamos a necesitar. Se marcó una hora y con puntualidad británica nos recibió al fotógrafo y a mí. La entrevista transcurrió según lo previsto, con los temas preparados, sin obviar ningún asunto y en 60 minutos de reloj. Me contó que todas las reuniones las celebraba con el tema y el tiempo de duración fijado. Pero con lo que verdaderamente disfrutó fue con la sesión de fotos que se le hizo con los coches de Citroën. No puso ningún reparo al tiempo empleado ni a los requerimientos del fotógrafo. Estaba feliz porque el protagonismo no era de ella, era el producto. No me extraña que el día que abandonó la compañía, los empleados salieran a la puerta a aplaudirla.

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