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Tribuna
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¿Reestructuración en EADS?

La reorganización de los órganos directivos de EADS ha consistido, según el autor, en un reajuste en la correlación de fuerzas entre los dos socios mayoritarios, Francia y Alemania, dejando de lado a los demás, en particular a España. En su opinión, la reestructuración carece de visión de futuro hacia el exterior

A comienzos de esta semana ha tenido lugar una reorganización importante en la dirección de EADS, que ha sido valorada muy positivamente desde distintos medios políticos e informativos puesto que puede constituir una respuesta a la crisis que en los últimos tiempos está padeciendo este grupo aeronáutico. La mencionada reforma ha consistido en eliminar la dirección bicefálica de este grupo empresarial, repartida entre Francia y Alemania, e introducir una rotación en los cargos directivos. Sin embargo, dos sombras se ciernen sobre esta reorganización, por un lado, la situación de los otros socios europeos del grupo y, en particular, la posición española y, por otro, la posibilidad de integrar a otros participantes nuevos de fuera de la UE, concretamente a Rusia.

Respecto a la primera cuestión planteada, la reorganización ha consistido en un ajuste de poder interno entre los dos socios mayoritarios, pero sin ninguna intención de dar juego a otros agentes. En estas condiciones, España no es que se haya quedado como estaba, sino que, teniendo presente la actual encrucijada que permitía la adopción de decisiones novedosas, el eje franco-alemán ni ha permitido aumentar el peso español en la propiedad del grupo ni ha consentido incrementar la capacidad de influencia española en la dirección.

Es decir, que las decisiones adoptadas no sólo han obstaculizado las pretensiones españolas de ampliar su peso en este grupo aeronáutico, sino que no se ha abierto a introducir a nuevos miembros europeos en el grupo empresarial. A la luz de estos hechos, vuelven a surgir interrogantes acerca de la supuesta calificación del grupo empresarial como 'europeo', siendo más bien una estructura aeronáutica perteneciente al lobby franco-alemán.

En cuanto al segundo ámbito, es decir, permitir la participación de Rusia en este grupo empresarial, también se ha obviado tal posibilidad. A este respecto, debe señalarse que a principios de este año salió a la luz que el Banco de Comercio Exterior ruso había estado comprando acciones de EADS. Aunque esta institución financiera argumentó que se trataba de una operación de estricta rentabilización financiera de fondos, quedaba patente la pretensión rusa del participar activamente en el grupo aeronáutico europeo. Quizá ahora era el momento para permitir la entrada de Rusia.

Por supuesto, la entrada de este socio euroasiático podía significar compartir tecnologías en mayor o menor medida y estrechar colaboraciones entre ambos extremos geográficos de Europa. Sin embargo, dos factores nada altruistas argumentan a favor de la inclusión de Rusia en EADS. En primer lugar, la entrada de ese país en el grupo exigiría la aportación de la correspondiente demanda de aviones procedente de Rusia. Sobre este aspecto no debe olvidarse que Aeroflot va adquiriendo alternativamente partidas de aviones Boeing y Airbus, ateniéndose a factores políticos más o menos explícitos. Así pues, la entrada de Rusia en EADS permitiría acceder de manera privilegiada al mercado de aviación civil en ese país. En segundo lugar, la incorporación de Rusia significaría la necesidad de destinar recursos económicos e interés político del Kremlin al conglomerado europeo, debilitándose la financiación destinada hacia un grupo de avión civil ruso, es decir, se podría obstaculizar a largo plazo la creación de una agrupación empresarial de aviación rusa y, con ella, la aparición de un futuro competidor internacional.

Dadas las tendencias políticas en Rusia, la exclusión en la participación en EADS contribuirá a la formación de una voluntad política orientada a estimular un sector propio de aviación civil, que irá en detrimento de los dos grandes grupos aeronáuticos internacionales existentes en la actualidad.

En definitiva, la reorganización actual ha consistido en un reajuste en la correlación de fuerzas entre los dos socios mayoritarios, dejando de lado a los otros socios (España). Por añadidura, se ha tratado de una reorganización con una mirada carente de visión de futuro hacia el exterior. En este sentido, si no se introducen cambios posteriores, se puede no sólo perder un mercado como el ruso, sino estimular la creación de un competidor nuevo que en el futuro merme la capacidad de extenderse a EADS.

Por tanto, si se pretende introducir una reestructuración real dentro del EADS que la saque de la crisis en la que se encuentra inmersa deberán acometerse cambios más profundos, alejados del sectarismo del que han hecho gala en la actualidad y mirando estratégicamente hacia el exterior.

Antonio Sánchez Andrés. Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia

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