Bruselas acepta la aplicación del IVA reducido a productos y servicios locales
El comisario europeo de Fiscalidad, László Kovács, dio ayer el pistoletazo de salida para la primera reforma radical del sistema del Impuesto sobre el valor añadido en los cuarenta años de historia de ese gravamen. En una comunicación del departamento de Kovács, Bruselas acepta de manera oficial que la aplicación de un IVA reducido a productos y servicios locales no distorsiona el mercado interior. Y que incluso cuando lo hace, esa distorsión puede ser aceptable para las empresas del sector afectado.
El giro de la Comisión, que hasta ahora había convertido la armonización de tipos en su prioridad absoluta, puede abrir el camino a la dispersión del IVA en los productos y servicios sin impacto en el comercio transfronterizo (desde tintorerías hasta reparaciones en el hogar, pasando por la hostelería en el caso de un bar o un despacho de comida a domicilio).
La CE sugiere, de momento, introducir dos grandes categorías de IVA reducido. La primera, con un tipo muy bajo (cercano al 0), para productos de primera necesidad, como los alimentos. Y la segunda, con un tipo un poco más elevado (probablemente, por debajo del 5%), para bienes y servicios a los que se quiere dar un tratamiento preferencial por razones culturales, educativas o medioambientales.
Bruselas reconoce que esa clasificación puede dar lugar a enconados debates. La CE advierte que la introducción de tipos reducidos aumenta los costes administrativos de las empresas y las autoridades fiscales porque se disparan los casos que requieren una interpretación legal sobre el IVA aplicable.
Por eso, el departamento de Kovács quiere consultar primero la opinión de los Estados miembros y del Parlamento europeo para presentar un proyecto legislativo a finales de 2008. Para que las negociaciones puedan transcurrir sin presión temporal, la CE propuso ayer prolongar hasta finales de 2010 todas las excepciones que se aplican actualmente en el IVA.
Hostelería
La nueva oferta de IVA reducido de la Comisión puede beneficiar sólo parcialmente a la hostelería. Los estudios de la CE demuestran que una variación en el IVA puede atraer o alejar a los turistas intracomunitarios, creando distorsiones en el mercado interior.