Las corbatas son para el verano
Cada uno es de su padre y de su madre, y trabajan en muy diversas áreas de negocio, pero los 3.500 empleados de Capgemini en España han vivido una anécdota que tiene que ver con camisetas y zapatillas. La consultora cuenta con una política de vestimenta que, en los últimos tres años, 'parecía caída en desuso', según fuentes internas. Todo hasta que la dirección ha dado un toque de atención -'ligero recordatorio', según versión oficial- para que la plantilla retome el uniforme de trabajo: chaqueta y corbata, especialmente cuando se trata con el cliente.
La decisión contrasta con la de Acciona, que ha sorprendido desterrando de sus sedes trajes, mangas largas y corbatas. Fiel a su compromiso de sostenibilidad, la empresa de los Entrecanales ha subido entre uno y dos grados los termostatos de los climatizadores, hasta 23 o 24 grados, con lo que se espera obtener un ahorro energético del 5% al 10% este verano, equivalente al consumo anual de energía de 29 familias.
Pero parece la excepción que confirma la regla de que las corbatas también son para el verano. En Capgemini la polémica ha llegado al enfrentamiento: 'No se está pagando a cada empleado un plus por vestimenta, por lo que no se nos puede obligar a disponer de una indumentaria específica para el trabajo', cita una nota sindical. En sus reuniones, los directivos llegaron a recordar al comité que la empresa no era una fábrica, sino una firma de consultoría.
Capgemini ha tenido que recordar a sus empleados en España que deben seguir unas pautas en el vestuario
Preguntadas por la iniciativa de Acciona, distintas compañías -de las de traje de raya diplomática- se ven a años luz de la manga corta. 'Si hubiera una tendencia de abandonar la chaqueta y la corbata, nosotros seríamos de los últimos en subirnos al tren', reconocen en el departamento de Relaciones Externas de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman, 'la vestimenta no está contemplada en ningún documento, pero nuestros profesionales tienen muy interiorizadas unas normas'.
En la banca, más de lo mismo. En BNP Paribas el cambio de estación no implica un cambio de estilo. El mayor terreno conquistado por los chinos y la camiseta polo es el casual friday, 'siempre y cuando no esté previsto el contacto con un cliente', citan desde BNP. Sin embargo, distintas sedes europeas de la entidad se han visto obligadas a establecer normas de obligado cumplimiento, como la que prohíbe los vaqueros.
Para Mercedes Rodríguez, profesora del Área de Arte y Moda de ISEM Fashion Business School, la buena presencia en la empresa va más allá de tendencias. 'El traje y la corbata responden a un código de lenguaje, y sólo un cambio drástico en su uso en grandes sedes corporativas de París o Londres podría variar esa cultura en España'.
Y es cierto que la resistencia es férrea: 'Nuestros empleados entienden que son la imagen de la firma, sea el periodo del año que sea', dice Rafael Páez, socio director de Recursos Humanos de Ernst & Young. Esta empresa presume de una normativa interna 'muy clara que se basa en las circunstancias de nuestros servicios, no en cuándo los prestamos', sentencia.
Tampoco en despachos de abogados, como Garrigues, donde la etiqueta es herramienta de trabajo, seguirán a Acciona: 'Ni siquiera el viernes nos quitamos el traje', afirman desde Recursos Humanos. Tal es el calado de la cultura de la corbata en esta organización que los alumnos del Centro de Estudios Garrigues acuden a las aulas con vestimenta formal para hacerse una idea de lo que les espera en su vida profesional.
En EE UU vuelve a llevarse el rigor
En Estados Unidos, vivero de tendencias en lo que se refiere a sociología empresarial, es raro ver a Bill Gates, fundador de Microsoft, con corbata, y más raro aún encontrarse a Steve Jobs, presidente de Apple, sin los vaqueros gastadillos y camisa negra. Pero el estilismo de los dos magnates pierde seguidores en los despachos. Tras años de business casual, la corbata vuelve a las oficinas de EE UU.Es una tendencia perceptible, sobre todo en la más formal costa Este del país, que se refleja en estadísticas como las de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos (SHRM, en sus siglas en inglés). Según su último informe sobre este particular, en 2007 sólo el 37% de las empresas permiten que sus empleados vistan informalmente. Las compañías de menos de 100 empleados siguen favoreciendo más este tipo de atuendo (el 44%), pero en las de más de 500 sólo el 29% aprueba que el empleado deje el traje en casa.Hace dos años el porcentaje de empresas donde lo informal era el pan nuestro de cada día alcanzaba el 41%; y en 2003, el 44%.En el actual cambio de tendencia ha influido el hecho de que, en algunos casos, se ha llegado muy lejos en la informalidad. Por otro lado, muchas empresas se han dado cuenta de que es más fácil entrar en un mercado de clase alta si los empleados visten como los clientes a los deben captar.Peggine Echavarría, miembro de la SHRM, afirma que tan importante como dar una buena imagen es impactar rápidamente porque los clientes tardan poco en hacerse una idea inicial de con quién están tratando. 'En tres segundos deciden cómo eres', explica, por lo que es mejor presentar una imagen en el vestir que 'transmita confianza, inteligencia y presencia cuidada'.Con lo que no puede este retorno a la formalidad es con la cultura del casual friday. Este año un 66% de las compañías permite que una vez a la semana los empleados se vistan, dentro de unos límites, como quieran.En España, miles de brokers y analistas de mercados están atados a la corbata todo el año, pero en Bolsas y Mercados Españoles (BME), gestora de la Bolsa española, se mantiene vivo el estilismo de la época puntocom: los empleados pueden vestir informal sin recibir miradas extrañas.Más notable aún es el caso de la aerolínea Easyjet, donde los pilotos llevan corbata, pero nunca se le verá puesta al consejero delegado o al director financiero: 'Se anima a los empleados de las oficinas a vestir casual', cita EasyJet entre sus principios.