La deuda hace parte del trabajo de la Fed
La evolución que ha experimentado la deuda en los últimos meses ha vuelto a probar su cualidad como estabilizador interno de la economía. El repunte de la rentabilidad del bono a 10 años, índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas y créditos al consumo en EE UU, ha pasado de un mínimo anual de 4,47% al 5,105%. Una evolución que ha hecho parte del trabajo de la Fed al encarecer el crédito y contener los precios.
Todo ello gracias a unas mejores expectativas económicas que llevaron al mercado a dejar de apostar por una caída de tipos de interés en la última parte del año que ayudara a contrarrestar los efectos de la desaceleración hipotecaria. Como resultado, los precios de los bonos cayeron y la rentabilidad del 10 años llegó a alcanzar el 5,3%.
Este incremento se convierte, así, en una buena medida contra la inflación, aún la principal preocupación de la Fed en un país con un mercado laboral ajustado y con el petróleo de nuevo en el entorno de los 70 dólares.
El problema es que la crisis hipotecaria aún no ha finalizado con lo que el crecimiento aún debe asentarse. El equilibrio es difícil y los niveles del 5,3% empezaron a preocupar por su impacto en el consumo y en una economía a la que está costando despegar.