Fraudes internos más allá de las fronteras
Convencer a un juez mexicano de que una prueba digital es fiable. Resolver los intrincados mecanismos de una estafa destinados a burlar los sistemas preventivos de una empresa estadounidense. Investigar una irregularidad en Japón sin romper sus estrictas reglas de cortesía. Retos así tienen que enfrentar a menudo los contables forenses de las auditoras multinacionales al investigar fraudes internos.
Los de KPMG Forensic contaron su experiencia ayer, aprovechando la presentación de una encuesta a un centenar de empresas de 21 países, que coincidieron en señalar las diferencias legales y culturales como el principal obstáculo en la lucha contra el fraude de sus filiales. El idioma es una de ellas. 'A veces es necesario contratar un traductor, o a un especialista local', señaló Ignacio Cortés, consejero de la firma. 'En general debe prevalecer la capacidad investigadora sobre el dominio del idioma, aunque buscando un equilibrio'.
La diplomacia nunca sobra y menos si se trata de hacer preguntas incómodas a presuntos estafadores; si su cultura es tan distinta a la nuestra como la japonesa o la china, las cosas más nimias pueden entorpecer la investigación. 'No saber cómo entregar o recibir una tarjeta de visita puede considerarse una ofensa', señala el informe.
Hay más casos de estafa en los países menos desarrollados, pero también mueven menos dinero
Las leyes también varían mucho, hasta el punto de que hay países donde realizar investigaciones a medias puede conllevar sanciones, apuntó Cortés. La regulación influye en el tipo de delito más frecuente. 'Cuanto más estricta es la regulación, más sofisticados son los fraudes, aunque al final depende de cada empresa', señala Cortés, que ha pasado un par de años en México y subraya la importancia de conocer las peculiaridades del funcionamiento financiero de la región. 'En Latinoamérica es habitual que haya cobradores que van casa por casa, y la investigación muchas veces debe ir enfocada a las operaciones en efectivo'.
Costumbres
La relación con los funcionarios es especialmente conflictiva. En algunos países se considera normal pagar una tasa por operar en el país y en otros puede acarrear graves consecuencias. Las multinacionales de EE UU tienen más restricciones al estar obligadas a cumplir la ley anticorrupción en todos los países en los que operen. El factor cultural afecta también al valor que se da, por ejemplo, a las pruebas digitales. Aceptadas en España, provocan más reparos en Latinoamérica. El socio director de KPMG Forensic, Pablo Bernad, citó el e-discovery, 'una práctica extendida en EE UU y el Reino Unido, que consiste en filtrar exhaustivamente todos los ordenadores y servidores de una empresa'.
¿Hay más fraude en los países menos desarrollados? En número de casos sí, señalaron los expertos, pero en volumen de negocio no, porque también las economías desarrolladas son más fuertes. Lo que es distinto, sin embargo, es la percepción que se tiene del fraude, por ejemplo, en Latinoamérica. 'No se considera uno de los mayores riesgos, prefieren usar un eufemismo, irregularidad'. En cuanto a la corrupción, Cortés asegura no haberla vivido en su experiencia con la judicatura mexicana, 'aunque sí la lentitud del sistema'.
Los forenses del dinero tienen su peor enemigo en las empresas fantasma y en los paraísos fiscales. Bernad reconoció que en esos casos el porcentaje de éxito es menor al 50%, 'y que suele llevar años resolverlos'. Fernando Lacasa, consejero de su departamento, apuntó el inmenso avance que supone la UE. 'Mañana mismo podríamos iniciar una comisión rogatoria en Francia'.
El cambio cultural en España
'¿Y usted por qué comete fraude? Porque todos lo hacen'. Es una de las respuestas que ha recibido Ignacio Cortés, contable forense de KPMG, a lo largo de su carrera. La racionalización, es decir, considerar como normales las irregularidades financieras, es uno de los principales motivos que llevan a los trabajadores a defraudar.Contra esa cultura llevan años luchando los departamentos especializados de las auditorías. El socio director de la división de KPMG, Pablo Bernad, apuntó ayer que en España 'hace 15 años no había cultura de perseguir delitos económicos'. 'Ni siquiera se planteaban el tema del blanqueo', añadió su compañero Fernando Lacasa.Bernad recordó que cuando empezaban, hace una década, se les contrataba exclusivamente para investigar, mientras que ahora el 50% de sus trabajos son preventivos. 'La cosa ha cambiado mucho y ahora no faltan instrumentos legales con respecto a otros países, aunque sí medios materiales', añadió.De su experiencia concluyen que el fraude afecta a todos los sectores económicos, sean públicos o privados, aunque han trabajado menos en la administración, 'debido a la falta de tradición para contratar investigadores financieros externos', señaló Bernad, 'a diferencia de Alemania, por ejemplo'.Las irregularidades se dan con más frecuencia en las empresas o filiales que tienen beneficios, añadieron, 'porque los directivos suelen tener más controlado lo que va mal', explicó Lacasa.A veces sus pesquisas han llegado más lejos de lo que esperaban, y ante las sospechas de la implicación de altos cargos, han tenido que consultar incluso al presidente de la empresa si llegaban hasta el final, siempre con respuesta afirmativa.