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Tribuna
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Qué cabe esperar de Brown

Gordon Brown, que ha pilotado con gran éxito la economía del Reino Unido durante la pasada década, sucederá hoy a Tony Blair como primer ministro. Con esta sucesión se abre una nueva etapa en la política británica. La dimisión de Blair pondrá fin a lo que la prensa local ha denominado como el 'más extraordinario duopolio' de la historia política moderna del país.

Pese a todos sus años como canciller del Exchequer, Brown es un gran desconocido. En parte esto es debido su decisión de presentarse en público manteniendo casi siempre una ambigüedad muy calculada sobre los temas más críticos, desde Europa a Irak. Además, pese a haber sido uno de los ministros de Hacienda de la historia con más poder y autonomía dentro del Gobierno (son legendarias las historias de cómo rehusaba mostrar a Blair el Presupuesto anual hasta el último momento), siempre ha estado a la sombra del líder laborista.

La gran incógnita es saber quién es y qué cabe esperar de él. De acuerdo con la prensa británica hay un gran contraste de personalidades. Mientras que a Blair se le percibe como un gran comunicador, con gran capacidad de unificar y con gran don de gentes, que se interesa por las grandes ideas, pero no tanto por los detalles; a Brown, escocés e hijo de un pastor presbiteriano, se le percibe como una persona mucho más reservada, peor comunicador, que trabaja mal de forma colegiada, pero que al mismo tiempo no sólo es un intelectual sino también un gran trabajador y pensador que estudia los temas con gran detenimiento antes de tomar decisiones, y que una vez las toma es muy terco, adopta posiciones rígidas (aceptando poco y mal el desacuerdo) y hace lo imposible por venderlas.

Se espera que el sucesor de Blair trate de ralentizar la puesta en marcha de algunas de sus reformas liberalizadoras

El mes pasado durante el anuncio de su candidatura Brown sostuvo que su objetivo más importante es el de recuperar la confianza de los ciudadanos, que se encuentra a niveles muy bajos por la guerra de Irak y los escándalos de corrupción que han salpicado al Gobierno y al Partido Laborista en los últimos meses. Brown quiere recuperar esa confianza, y no sólo en la política exterior, sino también en las escuelas, hospitales y servicios públicos. Para ello cabe esperar no tanto un cambio de directrices políticas, sino de estilo que se hará visible con el nombramiento de una nueva generación de políticos en el Gobierno (buscando un nuevo dinamismo y quizás tratar de emular el éxito de Nicolas Sarkozy en Francia), y un cambio en la forma en que se gobierna el país para evitar el spin que ha caracterizado a los años de Blair (incluso ha hablado de la posibilidad de cambiar la Constitución europea).

Además se espera que trate de ralentizar la implementación de algunas de las reformas liberalizadoras de Blair, y que utilice la reforma de los servicios públicos como un instrumento para reducir las desigualdades sociales. Sin embargo tendrá limitaciones, ya que tras el aumento de gasto de los últimos años, el país tiene poco margen de maniobra para aumentar el gasto si se quiere mantener dentro de los parámetros fiscales que él mismo ha definido.

Pese a que se espera que dé menos prioridad que su antecesor a la política exterior, tampoco se pronostican cambios drásticos. Brown es más euroescéptico que Blair y se opondrá a nuevas iniciativas que aumenten el proceso de integración europeo, y a la vez se apoyará en el triunvirato Barroso-Sarkozy-Merkel para promover reformas liberalizadoras en la UE. Además Brown admira aún más que Blair (si es posible) el modelo estadounidense, y pese a que tratará de mantener una distancia más prudencial con Bush para aplacar a los sectores más izquierdistas de su partido y tratar de cambiar la percepción del Reino Unido como un lacayo de EE UU, no habrá giros significativos en la relación. Pese a las discusiones sobre si hubiese participado en la guerra de Irak (ha apoyado a Blair pero sus seguidores sostienen que él no hubiese tomado una decisión así en base a informes de los servicios de inteligencia cuestionables e incompletos) tampoco se espera que decida sacar a las tropas de forma inmediata.

Brown hará hoy realidad su ambición de convertirse en el líder del país y en el dueño de su propio destino político. Ante sí tiene el gran reto de recuperar la confianza de los votantes del Reino Unido en un momento en que los laboristas van 10 puntos por detrás en las encuestas.

Sebastián Royo. Decano de la Universidad de Suffolk en Boston, director de su campus en Madrid, y codirector del seminario de Estudios Ibéricos del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard.

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