Una hora con Amancio Ortega
Amancio Ortega no se prodiga en público, pero en esta ocasión ha conversado durante 60 minutos con varios profesores de escuelas de negocios, entre ellas Esade, que han extraído un ideario del empresario gallego. Asegura que Inditex se encuentra en su mejor momento, y no puede fallar. Su prioridad siempre ha sido la empresa, a la que hay que poner todos los días boca abajo. æpermil;se es el secreto. Ortega no se pone medallas, simplemente dice que él es un activo de la empresa.
Tiene 71 años, ha conseguido poner en pie un imperio como Inditex, es el octavo hombre más rico del mundo según la revista Forbes, y confiesa que es una persona ambiciosa, para la que el crecimiento significa supervivencia.
Sobre la estrategia que siguió el grupo, señala que se fue improvisando. No había ninguna idea preconcebida. Levantábamos primero un garaje, y después nos decíamos por qué no levantábamos dos plantas más. En su opinión, lo peor es el exceso de optimismo, dígase la autocomplacencia.
"Hay que crecer para sobrevivir"
Dice que hablar mucho es negativo. Lo cierto es que Amancio Ortega, el fundador de Zara y el octavo hombre más rico del mundo, según la última clasificación de Forbes, con un fortuna de 18.278 millones de euros, nunca se ha prodigado en palabras. La semana pasada hizo una excepción y durante 60 minutos explicó con detalle el ideario con el que ha convertido a Inditex es uno de los principales distribuidores de moda del mundo.
Lunes 18 de junio, 13 horas, sala de reuniones de Inditex, en la tercera planta del centro de operaciones de Arteixo (La Coruña), a la reunión con Ortega asisten profesores de varias escuelas de negocios, Columbia, Insead, IMD, Esade, IESE e Instituto de Empresa, y el consejero delegado del grupo, Pablo Isla. Dos profesores de Esade, Jaume Hugas y Pedro Parada, han recogido las ideas del empresario, cuya vocación emprendedora nació a una edad temprana, a los 13 años ya era dependiente de una tienda.
Amancio Ortega reconoce que no le gustaba el modelo de empresario a la antigua usanza y decidió que podía contribuir a cambiarlo. Y empezó por dar autonomía y delegar, aunque reconoce que sólo confiaba las tareas que no le gustaban, como los temas fiscales, financieros y de recursos humanos. Para ello, contrató al que durante dos décadas fue su hombre de confianza, José María Castellano, al que sustituyó hace dos años Pablo Isla.
De la conversación con el empresario se extrae una contradicción. Por un lado, asegura que tiene resuelta la sucesión, que ha recaído en su hija pequeña Marta. También asegura que acude a trabajar todos los días sobre las 11 de la mañana, aunque ya nadie le espera, porque tiene delegadas todas las funciones.
Pero hay algo de lo que no puede escapar, como le ocurría al fallecido Tomás Pascual, al que Ortega recuerda como un hombre especial, y es su entrega a Inditex, de la que dice que es una empresa hermosa y fácil de dirigir. Y a la que quiere seguir viendo en el podio, porque él es una persona ambiciosa, a la que le gusta crecer. De momento, el grupo tiene 3.263 establecimientos en 65 países.