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A fondo

EADS, una empresa que necesita ser normal

EADS quiere ser una empresa normal'. Este fue el mensaje clave que los dos consejeros delegados del consorcio aeroespacial europeo, el francés Louis Gallois y el alemán Tom Enders, lanzaron el fin de semana pasado a un centenar de periodistas en París, en vísperas del Salón aeronáutico internacional de Le Bourget. Un encuentro en el que intentaron hacer hincapié en los puntos fuertes del grupo pero en el que también reconocieron sus debilidades y señalaron los retos a los que tiene que enfrentarse a medio plazo.

Y uno de ellos, quizás el más importante, es el de cambiar el actual modelo de gobierno corporativo de EADS para adecuarlo al de una multinacional solvente que no puede dejarse ganar terreno en un sector muy competitivo; en especial en el negocio aeronáutico, en el que la presión de la estadounidense Boeing es feroz. Gallois tiene muy claro qué es lo que entiende por una empresa 'normal'. En primer lugar, una compañía en la que los accionistas de referencia puedan hacer valer sus intereses legítimos pero no interfieran ni condicionen la gestión meramente empresarial del día a día. En segundo, una corporación que funcione como una auténtica compañía integrada y no como una especie de gran joint venture. Por último, una empresa con gestores plenamente dedicados a ella, al servicio de los intereses del negocio, de los empleados y de los accionistas, sin ningún otro condicionante.

Tres características que, de momento, no se dan en EADS como consecuencia de su propia historia. Fruto de la unión de la germana DaimlerChrysler Aerospace, la gala Aerospatiale Matra y la española Casa en el año 2000, la trayectoria del consorcio ha estado marcada por un pacto de accionistas que trata de garantizar un equilibrio de poderes entre los Gobiernos de Francia y Alemania, con España como socio destacado, con voz pero sin voto. Un delicado encaje de bolillos que, en la práctica, ha sometido la eficiencia y la lógica empresarial a los intereses políticos de franceses y alemanes. La crisis que atraviesa el consorcio desde el año pasado, tras el fiasco del proyecto estrella de su filial Airbus, el superjumbo A-380, ha sido el capítulo final de un modelo de gestión que ya es insostenible. Una situación grave que, sin embargo, debe ser el revulsivo para el cambio, como reconoció el propio Gallois este fin de semana.

Ante los cambios necesarios en el modelo de gobierno de EADS, España debe jugar sus bazas para no perder el peso que mantiene en el grupo

El momento para hacerlo no puede ser el más adecuado. Por un lado, porque los propios directivos al más alto nivel del grupo lo están exigiendo. Y lo hacen con claridad pero con realismo, porque Enders y Gallois, a la vez que apuestan por acabar con la bicefalia para centrar la dirección en un único presidente y un único consejero delegado, reconocen que esa decisión no es viable en la actualidad. Del mismo modo que admiten que EADS no podría haber llegado a donde está sin el respaldo de sus máximos accionistas.

Y el momento para el cambio no puede ser el más adecuado, por otro lado, porque el nuevo presidente galo, Nicolás Sarkozy, y su colega alemana, Angela Merkel, parece que están decididos a reformar el pacto de accionistas de forma inmediata, con un encuentro crucial en julio. En septiembre se podrá comprobar si la voluntad de cambio es efectiva, coincidiendo con el relevo de Jean Paul Gut en la dirección general del grupo, que según el modelo actual debería ser sustituido por un candidato a propuesta de Francia.

El papel de España

En este contexto de cambio, España debe ser ágil para tratar de no perder el peso que mantiene en el grupo. En este sentido, resulta preocupante que el futuro de EADS se vaya a debatir en una reunión bilateral entre los mandatarios de Francia y Alemania, sin la presencia de ningún representante español.

De momento, España ha sabido jugar con inteligencia sus bazas. Por un lado, ha logrado rentabilizar al máximo la participación del 5,48% que mantiene en el capital del grupo, logrando un peso industrial en los principales programas de la corporación sustancialmente mayor. Y en este punto, los objetivos del Gobierno parecen claros: una participación media en los proyectos de Airbus del 15% frente al 10% actual, en línea con las capacidades de las plantas españolas, y un peso del 20% en los programas de Defensa de EADS, proporcional al desembolso que suponen los contratos del Ministerio de Defensa.

Por otra parte, España también ha sabido rentabilizar su apuesta tecnológica por el desarrollo de nuevos materiales para la aeronáutica (composites, fibra de carbono), lo que ha permitido que el máximo responsable español de Airbus, Manuel Hita, vaya dirigir todas las actividades relacionadas con esta materia y con la fabricación de la parte trasera de los aviones, lo que incluye las actividades de las tres plantas españolas de Airbus, de la alemana de Stade y de una parte de la de Hamburgo.

Asimismo, un español, Carlos Suárez, seguirá controlando la división de aviones de transporte militares del grupo, pese a las presiones alemanas, y Sevilla reforzará su papel en el desarrollo del carguero A400M, con la más que probable instalación del centro de entrenamiento de pilotos del aparato en la ciudad, en la que también se realizarán los vuelos para la certificación militar.

En el encuentro, Louis Gallois reconoció el papel de España en el grupo, que, dijo, está aprovechando el 'buen momento' de la industria nacional. Incluso invitó a una mayor presencia española, pública o privada, en el accionariado. 'Son libres de invertir en EADS', subrayó.

Una oportunidad que no debería desaprovecharse antes de que sea demasiado tarde. Porque un cambio en el modelo de gobierno de EADS implicará, necesariamente, la apertura a nuevos socios internacionales. Con lo que la misma tarta industrial tendrá que repartirse entre más invitados. Rusia ya está en el accionariado del grupo con casi la misma presencia que España (5,02%), Qatar podría entrar y el Reino Unido sigue reclamando un papel significativo. Tom Enders lo dejó claro este fin de semana: mientras que el 60% de los ingresos y de la cartera de pedidos del grupo proceden de fuera de Europa, sólo el 3% de la producción sale de fuera del Viejo Continente y de Estados Unidos. Y esto va a cambiar, porque EADS necesita nuevos mercados. Porque necesita ser una empresa normal.

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