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Secretos de despacho

Sentido práctico en Enjabonarte

Juan R. Benaiges reparte su tiempo entre Madrid y Cádiz, donde vive alejado del estrés

El despacho de Juan R. Benaiges, socio fundador de la empresa de jabones naturales Enjabonarte, es pequeño, discreto y con un toque de diseño. La estancia está alejada de ornamentos y de objetos superfluos, en sintonía con la filosofía de vida y de gestión que aplica este ejecutivo, de 44 años.

Fundó la empresa junto a su esposa, Beatriz G. de la Rosa, en 1999. Después vinieron unos años de crecimiento a un ritmo vertiginoso en cuanto a aperturas de franquicias hasta totalizar las 23 que tienen en la actualidad, de las cuales las cuatro que poseen en Madrid son en propiedad. 'Nunca nos hemos ofertado y hemos gestionado la demanda de tres peticiones de franquicias diarias', recuerda Benaiges, que ahora anda entretenido abriendo tiendas en México, donde ya cuentan con dos establecimientos y tienen previsto inaugurar otros tres. Otro mercado en el que acaban de abrir es Serbia. 'El objetivo es crecer ya a nivel internacional, aunque concederemos otras cinco franquicias más en España'. Entre las nuevas ciudades elegidas se encuentran Tenerife y Oviedo.

Ahora es un ejecutivo sosegado que ha pisado, huyendo de un posible infarto, el freno de su intensa actividad profesional. El orden ha comenzado por un traslado de residencia. Se ha ido a vivir con su familia a Cádiz, donde el ritmo es mucho menos estresante y desde donde dirige la compañía, cuya sede central sigue estando en Madrid. Cada dos semanas viaja a la capital y en tres días procura solucionar todos los asuntos pendientes. 'Muchas veces es difícil salir del circuito en el que te has metido y necesitas dar un giro drástico a tu vida'. Ahora, asegura, es más rentable para la compañía que antes. 'Tengo un equipo de profesionales muy cualificados, una línea de teléfono por la cual siempre estoy conectado y el tiempo que le dedico es de calidad. Desde la lejanía lo veo todo con más claridad'.

Asegura que el reparto de papeles dentro del matrimonio está perfectamente repartido, que su rol es más de vendedor y que su esposa se dedica a la estrategia de expansión de la empresa. La idea de tan innovador negocio parte de la familia de Benaiges, dedicada a la industria del jabón. 'Vimos que había un creciente interés por los productos naturales y en el extranjero estaban surgiendo ideas sobre los jabones artesanales, y consideramos que era buena idea volver a recuperar el jabón sólido, que en los años setenta fue sustituido por el gel de baño', explica.

Para este emprendedor, lo más difícil no fue encontrar recursos económicos, lo complicado fue el coste emocional que ha pagado. 'Te dejas parte de tu vida porque, al principio, lo importante era lanzar el producto y unirlo a una imagen de marca. Eso fue muy costoso y le eché todas las horas de mi vida'. Y de ese círculo salió en cuanto pudo. 'Tengo claro que las satisfacciones que cuentan son las personales, nunca las profesionales'.

A pesar de este aparente desencanto, Benaiges se muestra orgulloso de los logros conseguidos. 'Descubrimos una demanda que existía y que estaba todavía virgen. Era interesante consolidarse como los primeros y adelantarnos a la competencia', afirma el ejecutivo, que reconoce a la empresa Lush como un digno competidor que no nos hace daño, sino todo lo contrario, 'favorece la imagen del sector'. Cree que el éxito de Enjabonarte se debe una combinación de varios factores: 'Un producto brillante, la intención de hacer el mejor jabón, una buena imagen acompañada de una política de marketing correcta y suerte'.

Anteriormente, Benaiges había desarrollado su trayectoria profesional en los departamentos comerciales de distintas empresas del sector mobiliario y cervecero. 'Llevaba más de 20 años trabajando para otros hasta que decidí con la ayuda de mi mujer, que había trabajado desarrollando planes de expansión en otras empresas, iniciar nuestra propia aventura'. Para empezar contrataron a dos directores, que a su vez son socios minoritarios, 'de esta manera se profesionalizó la gestión'. Confiesa que su papel está alejado de la función ejecutiva y más próximo a la del estratega. 'Esto no es un negociete, queremos hacer una empresa seria, y para ello hay que saber delegar'.

Un festival de sensaciones y olores

Algunas paredes del despacho de Juan R. Benaiges están pintadas del color corporativo, el rojo. La lámpara es del mismo tono. Si tiene una manía que destacar es el orden. Lo necesita para vivir y asegura que es bastante estricto con este asunto. 'Soy muy ordenado con todas las tareas, y eso está muy relacionado con la sensación de control'.Algunos de los cuadros que visten las paredes recogen distintas instantáneas, de Nueva York, ciudad en la nunca ha puesto un pie. No necesita de espacios amplios para trabajar, 'aunque para vivir sí que lo necesito'. Si tuviera que rescatar algo sería su mesa, de madera y piel, 'porque tardaría mucho tiempo en encontrar una igual'.Le gusta tener cerca, tocar y oler, los jabones que producen. Entre sus productos estrellas se encuentran los jabones de manteca de karité y de aloe vera. Ahora se han lanzado a las mantecas corporales, cuyas bonanzas relata con auténtica pasión.Cuando mira el horizonte le gustaría seguir viendo a Enjabonarte consolidada en cuanto a reputación y crecimiento. 'Somos un franquiciador muy exigente porque nos gusta mimar lo que hacemos'.

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