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CincoSentidos

Un viaje que implica a la familia

El éxito de la expatriación de personal depende de la política de atención al cónyuge y a los hijos.

Un viaje que implica a la familia
Un viaje que implica a la familia

El nombre de Antonio Budia ha ido emparejado en los últimos tres años al cargo de jefe de producto de Microsoft Office en España. Vicky, su pareja, es ajena a la compañía, pero se ha convertido en una pieza estratégica para la misma. De su comodidad depende buena parte del rendimiento del directivo. Antonio cambió en noviembre Madrid por Miami, y el mercado español por toda Latinoamérica. Su mujer, ingeniero técnico agrícola, espera el permiso de trabajo mientras avanza con el inglés. Las clases, como otros servicios para que se encuentren como en casa, corren a cargo de la empresa.

'Yo busqué el traslado y una clave de nuestra felicidad es que tomamos la decisión juntos', cuenta este madrileño de 31 años, 'para Vicky fue duro porque tuvo que dejar de lado su trabajo en España, pero entendió que este paso es una oportunidad para desarrollarse en su campo'.

Historias como ésta pueden empezar con un e-mail del jefe de personal que anuncia una vacante en el extranjero. A la primera lectura del correo sobrevienen las dudas: qué proyecto ofrece la compañía, cómo será el destino, en qué condiciones se producirá el regreso, cómo lo encajará la familia... 'No es que vayas a perder puntos si no te apuntas a un traslado, pero las oportunidades de progreso no surgen a diario', dice Rafael Barrilero, socio de Mercer HR.

'La gestión de expatriados se ha sofisticado, pero choca frontalmente con el problema familiar, sobre todo en los casos en que cada miembro de la pareja tiene su carrera profesional', expone Susana Marcos desde la firma de recursos humanos Peoplematters.

Entre las ayudas a la integración de los viajeros de empresa figura la gestión de visados, el pago de la mudanza, búsqueda de colegios, asesoramiento fiscal y programas de integración en la comunidad que les recibe. Otras medidas alentadoras son 'billetes para volver de visita, el pago de las cuotas de clubes y días extra de vacaciones', apunta Marcos. Empresas como Sun Microsystems, con una amplia política de expatriación, tiene detalles como el pago del transporte de mascotas, asume el alquiler de una vivienda provisional, así como las comidas y el alquiler del coche durante el periodo de instalación, la renovación de la vestimenta si el clima lo requiere y la mitad de los gastos de educación.

Al respecto, el estudio de Políticas y Prácticas de Expatriación, de Mercer HR, revela que el 42% de las multinacionales proporcionan alojamiento gratuito, el 72% ofrece cursos de idiomas y la mitad incluye medidas de apoyo al cónyuge. 'Al llegar a Miami nos asignaron una persona que ayudó en todo, desde la búsqueda de casa, la gestión del carné de conducir y demás papeleo, hasta enseñarnos a movernos en la zona donde íbamos a vivir', recuerda Budia.

Sandalio Gómez, del IESE, trató con personal de grandes empresas para la elaboración de un informe sobre expatriación: el 70% de los encuestados reconoció que su empresa no estudió la capacidad de adaptación de su familia a otras culturas. El resultado es que la aventura internacional de un 14% acabó con problemas personales.

No es el caso de la pareja protagonista del reportaje, para la que aún es pronto incluso para sentir morriña. 'Un día volveremos y habrá que ver si el retorno es tan fácil como la salida, creo que la experiencia ayudará para abrirnos puertas en Madrid', espera Budia.

Historias de expatriados. Desde viajar solo, al primer hijo y la repatriación.

 

Un soltero dispuesto a viajar

Ser joven y viajar solo hace más llevadera la vida que ha elegido Oriol Montal. Barcelonés de 35 años, dirige uno de los mejores hoteles de Portugal, Penha Longa (Sintra), tras pasar tres años en Dubai. Montal lleva 18 meses en Sintra y cree que su periplo no ha hecho más que empezar. 'Mi sueño sería trabajar en el sudeste asiático y un día volver a España, pero dentro de 20 años', dice este directivo de The Ritz Carlton.Su caso es el del profesional que supo que viviría con una maleta en la mano desde que ingresó en la escuela de Hostelería de Lausana (Suiza). De sus traslados valora el aprendizaje, al tiempo que va sintiendo el lastre emocional de los lazos personales y laborales que deja en cada plaza hotelera: 'Creo que lo que más pesa es empezar de nuevo en el plano personal'.

Trabajó en Londres y repetiría

La última mudanza de Arantxa Cordero, madrileña de 36 años, ha sido doméstica: de Madrid a Barcelona. Esta vez la directora de Cuidado Personal y del Hogar de Unilever España ha llevado tras ella a su marido y a una hija que no tenía cuando trabajó en Reino Unido: 'Estuve en Londres dos años y medio. Fue básico para mi carrera, a pesar de que tuve que dejar a mi pareja en Madrid', recuerda la responsable de marcas como Axe, Dove, Pond's y Timotei. 'Sin duda me volvería a mover, pero ahora calculando que el destino cuadre con las necesidades de mi familia'.Unilever fomenta la multiculturalidad en los equipos directivos de sus filiales, pero consensúa los traslados con los afectados. 'No tiene sentido expatriar a alguien si no está motivado', cree Arantxa Cordero.

Un pequeño holandés en la casa

Tras más de 20 años viajando por todo el mundo, a Ramón Ollé le llegó la hora de vivir fuera de España cuando tenía 49. 'En Epson había un debate sobre la reorganización en Europa y el presidente mundial me dijo textualmente que en una semana iba a estar viviendo en Ámsterdam', cuenta quien hoy es presidente de la firma de impresión e imagen para todo el continente. 'Le dije a mi familia que nos íbamos, lo asumieron perfectamente y creo que ha sido positivo para todos'. Ollé, de 56 años, está a punto de regresar a su Barcelona natal después de siete años en Holanda. Tiene un hijo de ocho años con 'mucho mundo recorrido' y el nivel de inglés de un nativo: 'Mis otros tres hijos ya tenían encauzada su vida y decidieron quedarse en España'.

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