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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un fondo de reserva prudente y rentable

El deseo de los gestores de la Seguridad Social de invertir en renta variable una parte de las reservas del sistema contributivo de pensiones no es nuevo. Desde que el ciclo alcista de la actividad ceba paulatina pero consistentemente con sus números negros las arcas de la Seguridad Social, se ha abierto hueco, tanto entre quienes financian la reserva como entre los que la gestionan, la necesidad de maximizar su retorno financiero. Gestionar los ahorros del sistema de pensiones no debe someterse a criterio diferente al que rige el de cualquier familia sensata, con la prudencia como norte, pero con la seguridad de aprovechar convenientemente las oportunidades.

El Gobierno cifra la proporción de activos del fondo de reserva que puede ponerse en manos de gestores privados y profesionales en torno al 10% del patrimonio, criterio con el que hoy escasamente se llegaría a los 5.000 millones de euros en renta variable. No parece una cantidad que pueda modificar los comportamientos del mercado de acciones ni en España ni en ningún país de Europa, aunque sería suficiente como para opar a determinadas empresas del Ibex.

La Administración debe exigir, además de profesionalidad en la gestión, un principio de neutralidad en sus comportamientos, atendiendo más a criterios pasivos que activos, pero aprovechando las oportunidades de rentabilidad. Desde que el fondo de reserva se puso en marcha se ha destinado a la compra de títulos de deuda de España y otros Estados soberanos; pero su dimensión (cerca de 50.000 millones ahora, que podrían duplicarse si persiste un superávit de cuentas en los próximos años) es excesiva para acudir sólo a emisiones de deuda soberana. Por tanto, debería extender sus objetivos de inversión a emisiones privadas y a la citada renta variable, y en un porcentaje superior al que el Gobierno está dispuesto a permitir. El riesgo no es superior al que asume el común de los inversores particulares, que ya tienen un tercio de su patrimonio financiero en Bolsa. Históricamente la renta variable bate a la fija e incluso al valor de los inmuebles.

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