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CincoSentidos

Morante de la Puebla hace soñar a Las Ventas

Una ola de emoción recorrió ayer de arriba a abajo la plaza de Las Ventas. La actuación de Morante de la Puebla en el sexto toro tuvo un carácter entre épico y lírico; el primero, porque había salido a torear con varios puntos de sutura aún frescos en la frente, y el segundo, porque toda su faena fue un canto a la inspiración. Entregado con el capote en las verónicas de recibo, en las del quite y también en otro más por delantales ceñidísimos. Y entregadísimo también en tres pares de banderillas sensacionales. Con la muleta, el torero entró en trance, y a cada muletazo le seguía otro todavía mejor, todavía más inspirado y todavía más valiente. Tanta intensidad tuvo la faena de Morante de la Puebla, que incluso el torero rompió a llorar de emoción. En este toro había podido por fin mostrarse tal cual es al público de Madrid.

Seis toros

Un metisaca muy bajo dejó el premio en una sola oreja, pero a nadie le importó que Morante no saliera en hombros en esta Corrida de Beneficencia, en la que se encerró en solitario con seis toros, porque su obra entrará por derecho propio en la historia de esta plaza.

Todo lo que sucedió con anterioridad apenas si tiene importancia, porque ninguno de los cinco animales anteriores le permitió desarrollar su toreo. Hubo, eso sí, un momento clave: cuando el quinto le dio una tremenda voltereta, y en la caída le hizo una brecha en la frente con el pitón. Pasó Morante a la enfermería y, tras ser intervenido quirúrgicamente, regresó al ruedo 20 minutos después. La ovación fue atronadora, anticipo de una faena que se vivió con la intensidad de los grandes momentos históricos.

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