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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cola de empresas ante la Bolsa

La escalada de los mercados, basada en los positivos datos económicos, los buenos resultados empresariales y los movimientos corporativos, está teniendo un complemento en España: las empresas han vuelto a hacer cola para entrar en el parqué. No menos de una decena de compañías de diversos sectores tienen planes en ese sentido. Mañana debutará Realia y antes de que finalice el mes está previsto que lo hagan los laboratorios Almirall y la compañía fotovoltaica Solaria. Esta última, como ejemplo de un sector, el de las energías alternativas, dispuesto a irrumpir con fuerza en el mundo de la inversión al calor del calentamiento global y el cambio climático.

Este aluvión es, ante todo, una muestra de confianza mutua. Por parte de las empresas; de los gestores de carteras, que renuevan su apuesta, y por parte de los grandes inversores, que inyectan más liquidez. No en vano, la Bolsa sigue siendo el activo con mejores perspectivas en una cartera global. En lo que va de año, el Ibex se ha revalorizado cerca del 10%, el nivel más alto de la horquilla prevista por los analistas para todo 2007. Ello proporciona a las compañías con planes para crecer confianza en el mercado bursátil, como una fuente de financiación abierta a nuevos actores.

Hay, sin embargo, algunas cuestiones a tener en cuenta. La primera es obvia: estar en Bolsa no es un seguro de vida para las empresas, porque el viento no sopla siempre a favor, y además implica unas saludables obligaciones de transparencia que hay que asumir y cumplir, lo que a veces no es fácil.

El mejor test para una empresa que acude al mercado es, por otro lado, comprobar el interés que es capaz de despertar entre los inversores. Desde ese punto de vista, se detecta una seria carencia en las salidas a Bolsa en marcha por lo exiguo -o simplemente la inexistencia- de los tramos minoritarios. La llegada al parqué de gigantes como el holding empresarial de La Caixa o de Iberenova, la filial de energías renovables de Iberdrola, previstas para después del verano, servirá para amortiguar esa carencia y contrastar el hambre de papel.

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