Defraudan los toros gemelos de Palha
En primer lugar se lidió el bravísimo Rabosillo
La corrida de ayer en Madrid tenía un aliciente extra, que posiblemente no se había dado antes en una plaza de toros. O, al menos, no se había documentado. La ganadería portuguesa de Palha lidió dos toros gemelos, nacidos de la misma vaca y en el mismo parto. El ganadero contó en los días previos al festejo, con evidente humor, que los toros eran la reencarnación de sus tíos, los también ganaderos Paco y Carlos Palha. Por eso, en su recuerdo, les llamó Paquito y Carlitos.
Al final, los gemelos fueron en cuanto a su presencia mellizos, porque de lámina no tuvieron casi nada que ver el uno con el otro. Paquito era de pelo colorado y bastante bien hecho de cara; Carlitos, por su parte, era de pelo colorado salpicado y muy serio de pitones.
En cuanto al juego, Paquito fue manso y Carlitos bastante bravo en el caballo. Los gemelos de Palha se parecieron únicamente en que en la muleta resultaron nobles, pero se vinieron pronto abajo.
Hasta aquí, la historia de los ya famosos Paquito y Carlitos, dos toros que por su juego no pasarán a la historia de la feria de San Isidro. Infinitamente mejor fue Rabosillo, uno de los ejemplares más bravos que se han lidiado en lo que va de feria. En el caballo se empleó con verdadera entrega, la misma que mantuvo luego durante toda la faena de muleta. Un toro emocionante, que transmitió muchísimo a los tendidos y que le puso en bandeja el triunfo a Sánchez Vara. Pero el diestro de Guadalajara no supo o no pudo aprovecharlo.
Tras lucirse en banderillas, con la muleta estuvo muy por debajo de Rabosillo. Su toreo rápido, despegado y sin el más mínimo compromiso desagradó profundamente a la afición de Madrid. El buen y alegre toro de Palha no se merecía una faena de esas características.
En sexto lugar salió otro toro también notable, Lagartinho de nombre, feo de estampa, pero de buena condición en la muleta. Le correspondió al sevillano Luis Vilches, que le hizo una faena de más a menos. Comenzó muy bien con la mano izquierda, en tres series de clase y trazo, llevando al animal muy medido y templado en el engaño. Pero justo cuando la faena debía haber explotado para optar a cortar un trofeo, ésta entró en una fase de menos conexión, yéndose todo al final al traste. Una pena también porque el toreo de Vilches fue bueno y las embestidas de Lagartinho superiores.
Lo mismo que sus compañeros de Terna, también Javier Castaño fue silenciado en sus dos toros. Al salmantino le correspondió en segundo lugar el más complicado de la tarde, y en quinto Carlitos, al que toreó demasiado cerca.
Tras la tempestad, vino la calma
La tercera semana de San Isidro no ha sido tan pródiga en éxitos. Tras la resaca de las cinco puertas grandes anteriores, y, sobre todo, tras la monumental faena de El Juli el día 23 de mayo, el abono ha entrado en una fase de menos éxitos. En estos días se ha producido la consolidación en la primera fila del rejoneo de Diego Ventura, tras abrir la puerta grande por segunda vez en la feria. Respecto a los matadores, sólo han destacado Iván Vicente y Rafaelillo. El primero dio muy buena imagen con los toros del Conde de la Corte, y Rafaelillo estuvo valentísimo con los de Dolores Aguirre.