China mira con recelo el imparable ascenso del golf
El país investiga si los funcionarios venden favores a cambio de jugar
El primer ministro chino, Wen Jiabao, ha hablado del golf en la Asamblea Nacional Popular en Pekín. Lo hizo para atajar críticas sobre la venta de suelo, que desde 1998 representa entre un 40% y un 60% de los presupuestos de los gobiernos locales. En los últimos 23 años se han construido 300 grandes campos de golf en China, que este año será sede del campeonato del mundo tras ganar la puja para organizar las próximas ediciones de este evento.
'Es imprescindible prohibir el destino arbitrario de tierras agrícolas a obras de construcción, prohibiendo especialmente el desarrollo inmobiliario de chalets, la construcción de campos de golf, así como de nuevos centros y sedes de los organismos del partido, del Gobierno o de empresas e instituciones públicas', dijo Wen Jiabao.
En el gigante asiático el golf levanta controversia. Mientras en las universidades más importantes las élites sociales aprenden a jugar, el pueblo lo ve como un privilegio para los nuevos ricos. Wang Yushi, de la Conferencia Consultiva Política de la provincia oriental de Jiangsu, ha denunciado otro aspecto que preocupa al Partido Comunista y es que muchos de sus cuadros con salarios no muy altos practican a menudo este deporte, por lo que ha solicitado que se investigue a los socios de los clubs para averiguar cómo han accedido a una práctica tan cara para sus posibilidades.
En los campos situados alrededor de Hong Kong, jugar cuesta entre 100 y 150 dólares, una cifra que excede de las posibilidades de muchos de los funcionarios, que se han vuelto adictos. 'Los departamentos de disciplina del Partido Comunista de China deben investigar la moda del golf entre los funcionarios públicos y establecer regulaciones', solicitó Wang Yushi, quien sospecha que muchos de los altos cargos son socios de esos clubs porque algún empresario les regaló la cuota a cambio de favores.
La mayoría de los campos de golf chinos han sido investigados por las oficinas Anticorrupción, ya que muchos de ellos se construyeron mediante sobornos a responsables de urbanismo municipales. El Ministerio de Tierras y Recursos mostró en sus estadísticas que el 34% de los proyectos de construcción emprendidos en años recientes se hicieron en espacios ocupados de manera ilegal.
Los chinos han descubierto que el golf, además de entretenimiento y diversión, es una buena manera de hacer negocios. 'Es el mejor modo de relacionarse. Un deporte que permite hablar distendidamente con tu interlocutor por espacio de cuatro horas en medio de un paisaje idílico', recuerda José Luis Ferrando, ex director de International Management Group (IMG) para España y Portugal. Por ello los chinos han invitado a algunos de los grandes diseñadores mundiales como Arnold Palmer, Jack Nicklaus o el vasco José María Olazábal, para que avalen sus proyectos.
Peter Williams, un estadounidense que se quedó prendado de los excelentes recorridos chinos, actualmente director del campo de Chung Shan, cuenta que si hace 20 años 'la única razón para ir a China era para visitar la Gran Muralla, ahora también hay otra y es para jugar a golf'. Cuando regresó a EE UU se reunió con sus amigos y les explicó que tenía buenas y malas noticias de lo que había visto. 'La buena es que he encontrado un campo más bonito que el de Pebble Beach en la península de Monterey (California). Jugar sólo cuesta 80 dólares. No hay que pedir ahora para salir a jugar, los caddies son mujeres. La mala noticia es que este sitio está a 20 horas de avión de aquí'.
Una fiebre que llega hasta la universidad
El golf despierta en China. Las autoridades solicitan tiempo para elaborar un plan de desarrollo que no hipoteque el territorio. Missin Hills Golf Club es un ejemplo único. Ha sido distinguido como el mejor resort golfístico mundial, según la International Golf Tour Operatos (Iagto). Allí se reúnen 10 campos de golf, 180 hoyos en un escenario de una enorme belleza. Inaugurado en 1994, Mission Hills se encuentra en la población de Guanlan, a sólo media hora de la frontera con Hong Kong. En su construcción se invirtieron 625 millones de dólares. 'China quiere una parte del pastel que significa el participar de un negocio dirigido a 50 millones de golfistas de todo el mundo que generan un movimiento anual de 26.000 millones de dólares', afirma Peter Walton, director ejecutivo de la Iagto. La fiebre ha llegado a la universidad. Aunque la mayoría de los estudiantes piensa que se trata de una actividad para aristócratas, la Universidad de Xiamen, en la provincia de Fujian, impone a sus alumnos el golf como parte de su formación. 'La más alta expresión del sistema educativo es producir gente de élite social con la mejor educación', dice Zhu Chongshi, presidente de la institución. La asignatura está dirigida a los estudiantes de Económicas, Administración, Derecho e Informática que, según la universidad, son lo que más fruto socioeconómico pueden sacarle al golf.