La cigarra nada en liquidez
Cuando la economía y los mercados muestran su cara más amable, la del crecimiento y la de la apreciación de los activos, lo mejor que puede hacerse es aprovechar la coyuntura y tener previsto algún refugio para cuando vengan mal dadas.
Hoy por hoy, la situación financiera es espectacular, y los inversores lo aprovechan. Los mercados se encaminan hacia el quinto año consecutivo de subidas, con unas valoraciones atractivas en muchos casos.
El crédito, además, está barato en términos históricos, lo que facilita el endeudamiento de cara a maximizar las inversiones.
En este edén financiero se observan, sin embargo, algunos nubarrones que podrían desatar una tormenta o descargar tan sólo una lluvia fina. El devenir de la economía estadounidense tiene a más de un inversor con ese come come de inquietud en el estómago. Porque la desaceleración es un hecho, pero hay que calibrar su intensidad.
Y entretanto, el sistema financiero nada en un océano de liquidez que ha dado alas a los inversores profesionales para endeudarse en la búsqueda de la máxima rentabilidad. No hay día en que algún mandatario financiero mundial no advierta sobre el elevado endeudamiento en el que presuntamente están incurriendo las firmas de capital riesgo y los hedge funds. Mucha de esa deuda está financiando operaciones corporativas de volúmenes inimaginables hace unos años.
La coyuntura es propicia para ello, porque los diferenciales de crédito y la volatilidad están en niveles mínimos históricos. Lo que significa que, antes o después, la situación del crédito tenderá a empeorar y requerirá un esfuerzo mayor hacer frente al pago de la deuda y de los intereses.
Lo que está por ver es cuánta de esa deuda podría incurrir en impago y, de suceder, qué impacto tendrá sobre el conjunto del sistema financiero. Pero eso son futuribles, y nadie escucha a los agoreros cuando brilla el sol. Como en la fábula de la cigarra y la hormiga.