El 12% es una buena noticia
Un mes después del batacazo bursátil que hará a Astroc un hueco en la historia del mercado español, las aguas se han calmado. Aquella tormenta valió para corregir la ventaja, un tanto desproporcionada teniendo en cuenta las expectativas económicas, con la que cotizaba el mercado español respecto a otros de la zona. Llovió mucho pero parece que ha escampado.
Algunas cotizaciones se han recuperado y otras no, pero lo relevante es que, hoy por hoy, el mercado asume con mayor naturalidad la posibilidad de una caída en el precio de la vivienda y de un enfriamiento económico, al tiempo que las previsiones más agoreras se han apartado a un lado.
Podrá argumentarse, y no sin razón, que es un defecto clásico de los economistas el explicar a toro pasado por qué no se cumplieron sus pronósticos. En este sentido, en los momentos de crisis se pueden encontrar con relativa facilidad argumentos que sostienen el clásico 'aquí no pasa nada'.
Sí pasa. Mucho. El ladrillo no es la piedra filosofal, aunque a veces lo parezca, y el fin de su etapa gloriosa, además de ventajas -como la mejora de la productividad o el fin del destrozo sistemático del litoral- conllevará problemas en algunos sectores y supondrá un importante lastre para el crecimiento económico.
Sin embargo, hay buenas noticias. Y no de las mesas de los economistas, sino de los despachos de las empresas. La inversión en bienes de equipo creció a un ritmo del 12% en el primer trimestre del año, y el sector exterior mejoró. Ese 12% es, quizá, el mejor dato. Porque la inversión depende de las perspectivas empresariales a corto plazo. Nadie invierte si no espera recuperar el dinero, y de ese dato se desprende optimismo. Y el dinamismo de la industria es una excelente noticia en un contexto en el que el crecimiento desaforado de la construcción ha sido la principal causa de acumulación de desequilibrios. Buenas noticias.