Los hermanos Lladró dividen el negocio familiar tras 54 años
Se terminó una andadura en común de 54 años. Los tres hermanos Lladró han decidido repartirse su patrimonio. Juan Lladró controlará la división de cerámica y joyas.
La familia Lladró ha decidido romper la sociedad que mantenía desde 1953, cuando los hermanos Juan, José y Vicente Lladró fundaron el negocio de figuras de porcelana. Las tres ramas de la familia, que se repartían la empresa al 33%, han alcanzado un acuerdo societario por el que Juan Lladró y sus cuatro hijas controlarán la división histórica de la compañía, Lladró Comercial, sociedad que agrupa tanto el negocio de la porcelana, con sus marcas, Lladró y Nao, como el de joyería, con Carrera y Carrera.
El acuerdo supone un reparto de los activos de la matriz, Sodigei, que controlaba tanto Lladró Comercial como Tabnet, sociedad en la que se agrupaban el resto de participaciones de la familia, especialmente en el sector inmobiliario. El futuro de Sodigei, que ganó 11,67 millones de euros en 2005, está por definir, pero lo lógico es que deje de ser la matriz.
La empresa recalcó ayer que el nuevo reparto no supone la salida total de las familias de José y Vicente Lladró del negocio de la porcelana. 'Mantendrán una participación significativa', apuntaron desde la empresa, si bien la rama de Juan Lladró tendrá más del 50%. De forma inversa, la división inmobiliaria estará controlada por la familia de los dos hermanos que dejan el negocio tradicional.
Los motivos de esta ruptura hay que buscarlos en la dificultad de alcanzar acuerdos que agilizasen la gestión en el negocio típico familiar. En 2003 los fundadores prácticamente se retiraron de la gestión para dejar a sus herederos la dirección de la compañía. La segunda generación se constituyó en consejo de administración del grupo, bajo la presidencia de Juan Vicente Lladró, hijo mayor de Vicente. La primogénita de Juan, Rosa Lladró, se hacía cargo de la presidencia de Lladró Comercial e inició la transformación de la compañía.
Consejero delegado ajeno
El nombramiento de un consejero delegado de Lladró Comercial ajeno a la familia, Alain Viot, fue un primer síntoma de los cambios en la empresa familiar. Viot llegó a Lladró con el encargo de sacar a la empresa de la crisis que le había llevado a registrar pérdidas en los últimos años. Una portavoz oficial de la compañía reconoció ayer que con esta nueva reorganización accionarial se persigue agilizar la toma de decisiones que den viabilidad a la compañía.
Lladró Comercial acumula descenso en sus ventas en los últimos años. En 2005, último año del que ha facilitado datos, facturó 130 millones de euros, cifra en la que se incluía la venta de unos terrenos. Aunque la compañía ha optado desde hace unos ejercicios por no facilitar los resultados finales, la empresa sigue en pérdidas. De hecho, el plan de saneamiento que está aplicando prevé volver a números negros en 2008.
La empresa comunicó ayer que 'las dos ramas de la familia que reducen su participación confían en la gestión de los nuevos responsables'. De momento, Viot sigue como consejero delegado y Rosa Lladró como presidenta.
La rebelión de Rosa María abrió la crisis interna
En diciembre de 2003, la aparente tranquilidad de Lladró, descrita siempre como ejemplo de empresa familiar, se truncó. Una de las descendientes de los fundadores, Rosa María Lladró, hija de José Lladró, obligó a la compañía a convocar una junta para debatir la salida a Bolsa de la sociedad. Quería vender libremente su participación en la empresa familiar de la que había participado activamente pero de la que había sido apartada.Rosa María intentó primero vender su parte al resto de hermanos y primos, tal y como marca el protocolo familiar. Sin embargo, la valoración del grupo que hizo Deloitte & Touche en aquel momento, 623 millones de euros, le pareció insuficiente. Ella pedía 120 millones por su 11%, y la empresa le daba 69,2. La junta rechazó a finales de enero de 2004 la propuesta. Rosa María sigue como accionista, aunque no sin dificultades, ya que incluso se ha enfrentado a la compañía por usar el nombre Lladró para un vino de su bodega.