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Lealtad, 1

La desaparición del mercado lateral

De nuevo en máximos históricos, parece como si en la Bolsa española nada hubiera pasado en el último mes. El Ibex cotiza sobre los 15.000 puntos; las constructoras y las eléctricas tocan niveles récord; los resultados empresariales vuelven a sorprender por su fortaleza; el runrún corporativo sigue disparando las cotizaciones, y así, todo sigue igual que hace un mes, como si el fenómeno Astroc no hubiera existido.

Salvo para las inmobiliarias claro, que, comenzando por la compañía de Enrique Bañuelos, no han logrado recuperar los niveles previos al desplome del 23 de abril.

El mercado ha demostrado una increíble capacidad de aguante y ha recuperado las cotas perdidas gracias al carácter puramente doméstico de la caída, y a la percepción por parte de los inversores de que el desplome obedece a un problema puramente financiero, de valoración de las inmobiliarias en Bolsa, que nada tiene que ver con una crisis en el mercado inmobiliario español.

Lo que llama la atención es precisamente esa capacidad de recuperación, que no es exclusiva del desplome reciente. Cuando la Bolsa comenzó a caer en febrero, atenazada por los temores de recesión en EE UU, bastó un mes y una semana para que los índices se recuperasen de una caída del 8%. Tres semanas bastaron en noviembre de 2006 para borrar de un plumazo una corrección del 4%. Algo ha cambiado en este sentido. Hace un año, la persistente subida del precio del petróleo provocó un recorte en las Bolsas superior al 10% que no se pudo recuperar hasta agosto, tres meses después.

De un tiempo a esta parte han desaparecido los mercados laterales. Se sube mucho, se baja con igual intensidad y se recupera con la misma velocidad. Lo cual es síntoma de dos cosas: la primera, que todavía hay mucha liquidez en el sistema; mucho dinero esperando el momento para entrar. La segunda, que los mercados son cada vez más volátiles y el riesgo, por tanto, es mayor ahora que hace un año.

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