¿Talento gratis en la sociedad digital?
Hoy se escucha más música, se ven más películas y se disfruta de las artes plásticas más que nunca gracias a la digitalización de casi todas las obras de la creación humana. Los archivos de música y audiovisuales suponen el 75% del tráfico en internet. Las posibilidades de copia de CD y DVD son ilimitadas. Las descargas de ringtones y melodías son una parte creciente del negocio de los operadores de telefonía y la clave de su publicidad. La tendencia irá en aumento. Está en el mercado una nueva generación de aparatos híbridos, que aúnan las prestaciones de teléfono móvil, reproductor MP3 y de vídeos y mini PC que se interconectan con los PC de sobremesa o portátiles. Estos aparatos lograrán que reproducir, copiar y disfrutar estos contenidos alcance niveles inimaginables.
Los canales de la distribución física de la música y el audiovisual se han derrumbado. La cantidad de CD grabados vendidos disminuyó un 44,3% entre 2000 y 2006 y el gasto en VHS y DVD grabados de películas lo hizo en un 26% entre 2004 y 2005. En pocos años, la distribución física será un fragmento de estos mercados.
Con el cambio de la distribución de las obras musicales y audiovisuales se ha producido un agujero negro: la retribución de los creadores. Con la distribución física equivalía a un 7,5% del precio del CD. Ahora, con la incontrolable distribución de las obras digitalizadas se deben establecer sistemas que la garanticen.
El derecho de los consumidores a copiar las obras que hemos adquirido, lo que se denomina 'copia privada' en la Ley de Propiedad Intelectual, tiene la contrapartida del derecho de los creadores a percibir una remuneración por ella. Es fundamental que quienes han producido las obras que disfrutamos puedan recoger el fruto de su trabajo. Y que las nuevas generaciones de creadores confíen en un sistema de retribución que les permita hacer de su actividad una profesión.
Los consumidores compramos y utilizamos equipos y soportes digitales para nuestro uso personal, pero también para disfrutar de la música y las películas y, en poco tiempo, de los libros y de las artes plásticas. Los datos disponibles permiten trazar una fotografía de los usos que hacen los consumidores:
l El 51,7% de las veces que utilizan su grabadora de CD del PC es para grabar música y el 6,9%, vídeos o películas. En las grabadoras independientes, el uso es muy similar: el 50,2% y 2,5%, respectivamente.
l Las grabadoras de DVD se emplean, mayormente, para guardar archivos audiovisuales; en el 56,3%, en las grabadoras integradas en el PC y en el 32,7%, en las independientes. Archivos de música se graban en el 9,2% y 3,8%, respectivamente.
l El 4,2% de los archivos que se almacenan en agendas electrónicas y PDA son de música y el 1,5%, de películas o series.
l El teléfono móvil se usa en un 12,3% para cargar ringtones o canciones.
l En el 47,6% de los CD vírgenes se graba música y en el 6,7%, películas o vídeos.
l La mayoría de los DVD (52,5%) se utiliza para guardar películas o series de TV y el 9,5%, canciones.
l El 12,8% de los archivos de pen drives o memorias USB son de música y el 1,2%, de películas o series.
l La casi totalidad de lo que se guarda en reproductores MP3 es música (81,3%).
l En las tarjetas de memoria, el 18,3% de los archivos que se almacenan son de canciones y el 3,1%, de películas.
Los datos anteriores proceden del Estudio Continuo sobre Consumo de Música que realiza Cimec Millward Brown, a partir de una muestra de 10.000 entrevistas anuales, distribuidas en 40 semanas al año. Los márgenes de error estadístico de dicha muestra puede estimarse en +/- 1%.
Parece razonable, pues, que el precio de estos equipos y soportes incluya una parte destinada a la retribución de los creadores. La retribución que reciban debe tener en cuenta estos usos. Su cuantía debe depender de varios criterios, entre ellos la viabilidad de la propia industria, pero parece incontrovertible que debe guardar cierta proporcionalidad con el uso de los equipos y soportes.
El sistema de cánones es imperfecto, ya que grava también los equipos y soportes que no se destinan a grabar contenidos protegidos. Pero tiene equidad interna. Distribuye entre todos los equipos y soportes vendidos un gravamen que permite compensar a los autores por el uso previsible de sus obras. Es imperfecto, ya que no se puede controlar el destino final de cada CD o DVD, pero es el mejor que conocemos y en todos los países desarrollados existen sistemas similares.
José A. Gómez Yáñez, Profesor de Técnicas de Investigación Social de la Universidad Carlos III