Dos Francias

No es un secreto para nadie que Nicolas Sarkozy aborda la segunda vuelta de la elección presidencial en posición de fuerza. Los sondeos le dan invariablemente vencedor, y el cara a cara televisado no ha dado un vuelco, por sí solo, al curso de la campaña.

La tentación puede ser grande, en estas condiciones, de proyectarse más allá, de considerar que estamos ya en la era Sarkozy. Por el contrario, la importancia de la apuesta -el inicio de una nueva fase de nuestra historia política, la elección de un modelo de sociedad- incita a reafirmar que cada voto cuenta.

Los sondeos no son unas elecciones. Y éstas, cualquiera que sea el resultado, crea a su vez una relación de fuerzas en el país que influirá en la actitud del elegido tanto en su modo de gobernar como en su temor a la diversidad de aspiraciones de la sociedad francesa.

Desde este punto de vista (...) estamos en verdad ante dos Francias, ante dos visiones de la sociedad (...).

Son dos modelos (...) perfectamente coherentes y defendibles. Tanto más cuanto que los dos tienen en común querer reformar el país (...).

Lo que molesta de Sarkozy, además del reenvío clásico a la vieja lucha de clases, es una concepción revanchista de la historia.

Jean-Marie Colombani, en Le Monde, París