El INE rebaja la penetración del móvil al 83,3% de la población
Hace justo un año que se alcanzó la cifra mítica: el número de teléfonos móviles superó al de habitantes en España. Pero la realidad es distinta a la que muestran estos datos. El INE ha rebajado hasta el 83,3% el porcentaje de personas que realmente usa el teléfono móvil.
En España hay 47,5 millones de líneas de telefonía móvil. Los datos son de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), están actualizados al cierre del pasado mes de marzo y son proporcionados por las propias operadoras celulares, así que no tiene cabida el error.
A la vez, en territorio nacional están residiendo 44,7 millones de personas, según el último padrón municipal. La relación entre las dos cifras da una conclusión inapelable. En España hay más móviles que habitantes; algo que sucede desde el primer trimestre del año pasado y que en estos momentos ha llegado a una penetración de esta tecnología del 106,3%.
Lo que contabilizan las operadoras de móviles, sin embargo, son las líneas o tarjetas SIM, no los clientes, así que de sus datos no puede deducirse el uso real. Para encontrar un estudio que mida este parámetro hay que apelar a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la rebaja que esta institución establece es sustancial.
Según la última encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información y comunicación, con datos de cierre de 2006, el número de personas que utiliza el móvil en su vida diaria se sitúa en el 83,3% de la población.
Son 23 puntos porcentuales menos que los datos ofrecidos por las operadoras, aunque hay algún matiz que entorpece la comparación. El más importante es que el INE sólo tiene en cuenta para su análisis general a la población comprendida entre los 16 y los 74 años. De esta muestra, el 84,9% asegura usar el móvil. Pero el instituto añade una subencuesta de niños entre 10 y 14 años y de ellos el 57,7% tiene un teléfono celular a su disposición.
Más lejos de la saturación
Uniendo los dos informes, se desprende un uso total entre la población de 10 a 74 años -con un pequeño paréntesis en los 15 años- del 83,3%. Es cierto que quedan fuera los menores de 10 años y los mayores de 74 años, pero su inclusión sólo reduciría aún más el porcentaje de utilización.
La primera conclusión de estas cifras es que el mercado está mucho menos saturado de lo que parece. Y eso es una buena noticia para las operadoras. Telefónica, Vodafone, Orange y las nuevas compañías celulares -Yoigo, Carrefour Móvil, Happy Móvil...- tienen todavía varios millones de abonados potenciales por captar.
La segunda conclusión es que, si se traducen a consumidores los porcentajes del INE y de la CMT, hay unos 10 millones de líneas celulares duplicadas. Y eso también es una buena noticia para el negocio, porque implica que los usos de la telefonía móvil se están ampliando.
Por supuesto, hay un número no determinado de líneas que pueden estar inactivas, sobre todo en el segmento de prepago. Pero quitando esa bolsa, que antes o después dejará de ser contabilizada por las operadoras, las duplicaciones provienen de usuarios que tienen varios terminales o líneas.
Una duplicación clásica es la que se hace para tener una línea personal y otra profesional en el mismo móvil. También es frecuente que un abonado tenga un terminal convencional para hablar por teléfono y otro para recibir el correo electrónico, en lugar de unir las dos facilidades en un mismo aparato.
Pero quizá el potencial de crecimiento más importante para el futuro es el que da origen a una duplicación de líneas que todavía es pequeña, pero que está llamada a aumentar en los próximos años: la conexión móvil a internet. Las redes celulares de tercera generación, ya sean UMTS o HSDPA, ponen al alcance de los usuarios un acceso a la red en banda ancha similar al ADSL, aunque sin cables. La puerta de acceso es una tarjeta SIM igual que la que está en el móvil, pero en estos casos hay que buscarla en un ordenador.
Pleno casi total entre los 16 y los 24 años
La telefonía móvil es, con diferencia, la tecnología más extendida, pero no todos responden a la comunicación sin hilos de la misma manera. Como casi cualquier otro avance tecnológico, es la juventud la que más uso hace del celular, en una curva que va decayendo según se avanza en edad.Así lo demuestran los datos del INE, que constatan que el móvil empieza a extenderse también entre los niños. Casi seis de cada 10 menores de 14 años dispone de un terminal. A partir de los 16 años se produce el salto. En la franja de edad que va hasta los 24 años el uso del móvil es abrumador, hasta el punto de que sólo dos de cada 100 jóvenes no lo utiliza. A partir de este máximo, la curva empieza a descender. Primero es una caída muy ligera -el uso es del 96,3% entre los 25 y 34 años y del 93% entre los que tienen de 35 a 44 años-, y luego gana en intensidad a partir de los 45 años. La menor utilización se produce entre las personas con más de 65 años, donde menos de la mitad dispone de celular.