Telefónica y Telecom Italia inician la consolidación en Europa
Telefónica ha roto la baraja. Los inexpugnables ex monopolios de telecomunicaciones europeos han mostrado su primera brecha y la compañía española la ha aprovechado. Tomará un 10% de Telecom Italia, con un pago de 2.315 millones, una asunción proporcional de deuda de 1.140 millones y una ampliación de capital. Eso sí, la gestión será independiente y la operadora transalpina seguirá bajo el control de bancos italianos.
No es el primer intento de dos de los grandes ex monopolios europeos de telefonía de unir sus destinos. Ese hito histórico está en manos de una de las que ahora repiten protagonismo, Telecom Italia, y de Deutsche Telekom, que en 1999 estuvieron a un paso de fusionarse, en una operación que fracasó por la espantada de los accionistas de la operadora italiana. Tampoco es la primera unión de dos telefónicas que en su día fueron estatales, porque Telia y Sonera ya lo han hecho. Pero sí es la primera integración parcial de dos de los cinco gigantes europeos de las telecos, todos ellos antiguos ex monopolios y algunos todavía con presencia estatal en sus accionariados.
Y es que Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España han defendido a sus grandes operadoras de cualquier ataque del exterior, incluso con inyecciones directas de fondos cuando la situación financiera de las empresas las ponía en peligro. Pero la situación ha cambiado. Telefónica ha roto esta tendencia con el acuerdo cerrado el sábado por la noche con Pirelli, la controladora de Telecom Italia. Es sólo un primer paso, pero demuestra que se están abriendo resquicios para una consolidación que los analistas llevan años avanzando y recomendando, por las fuertes economías de escala que se dan en el sector y por la posibilidad de intercambios tecnológicos.
El resquicio que ha aprovechado Telefónica le dará un 9,98% de participación indirecta en Telecom Italia y el acceso a sinergias que la firma italiana ha cifrado en 2.000 millones de euros. Para conseguir esa participación, Telefónica ha tenido que pactar con los principales bancos italianos, de forma que el control y la mayoría de la sociedad sigan en manos nacionales.
Los nuevos aliados de la operadora española son Generali, Mediobanca, Intesa Sanpaolo y la familia Benetton. Entre todas crearán una sociedad que controlará el 23,6% de Telecom Italia. Para ello, comprarán a Pirelli y a Benetton el 100% de Olimpia, el holding que controla el 18% de la operadora. La adquisición tiene un coste de 6.800 millones, pero como también asumen la deuda de Olimpia, el desembolso en efectivo será de 4.100 millones. Una vez consumada la compra, el 18% del capital se integrará en la nueva sociedad, a la que Generali y Mediobanca aportarán las participaciones directas que ya tienen en Telecom Italia, de forma que se llegará al 23,6% de la operadora.
Pirelli saldrá definitivamente de la telefónica transalpina, su máximo deseo de los últimos meses, mientras que Benetton volverá a integrarse en ella. Para el fabricante de neumáticos, la ganancia será de 3.300 millones, según ha asegurado. La información difundida por los participantes italianos en la operación cifra en 2,82 euros el precio por acción de Telecom Italia pagado, lo que supone que Telefónica y sus socios han desembolsado una prima del 24% sobre el precio de cierre del viernes.
Telefónica contará con el 42,3% de esta nueva sociedad, por el que pagará 2.314 millones en efectivo. Pero a esta cifra hay que añadir la deuda de Olimpia. Según el balance de esta compañía, su endeudamiento superaba los 2.850 millones a final de 2006, pero, según Thomson Financial, se ha rebajado hasta 2.700 millones. De una forma u otra, a Telefónica le tocará asumir un 42,3% de este pasivo, lo que supone 1.142 millones, siempre que la nueva sociedad no haya asumido otras deudas. Y hay un último gasto más. Está previsto que la operación de compra se consume en octubre y en ese momento se hará una ampliación de capital. Telefónica suscribirá su parte proporcional, es decir, 380,7 millones.
Un reparto no del todo proporcional
PorcentajesLa nueva compañía que controlará Telecom Italia nace con un capital de 5.145 millones, al que cada socio aporta una parte. Pero el reparto de las participaciones no es del todo proporcional a las cantidades que desembolsan, con un sesgo al alza -más participación por menos dinero- para las empresas italianas. Por ejemplo, Telefónica invertirá 2.314 millones y tendrá el 42,3%. El segundo accionista es Generali, que, sin embargo, aportará 1.373 millones y se hará con el 28,1%, cuando con las cifras de Telefónica le debería haber tocado el 25%. Mediobanca tendrá un 10,6%, con una aportación de 522 millones, lo mismo que Intesa. Benetton, por último, tendrá un 8,4%, después de invertir 412 millones.PresidenciaLas empresas italianas también tendrán ciertos derechos en Telecom Italia, destinados a calmar los temores del Gobierno de Romano Prodi sobre la italianidad de la operadora. Por ejemplo, serán los socios italianos los que nombren al presidente de la compañía. También controlarán la sociedad de nueva creación, con el 57,7% del capital y tendrán derecho a designar a 13 de los 15 miembros del consejo que le corresponden al holding. Telefónica sólo podrá nombrar a dos. El Gobierno, además, sigue adelante con su intención de separar la red de telefonía fija en Italia.Derecho de TanteoEso sí, Telefónica tendrá derecho de tanteo en la venta de acciones y podrá vetar ciertas decisiones de modificación accionarial, política de dividendos y desinversiones. Otra salvaguardia es que ni Telefónica ni sus consejeros podrán participar o votar en las reuniones donde se examinen cuestiones de los países donde están presentes las dos operadoras, como en el caso de Brasil.
Telecom Italia: Bandazos desde las turbulencias accionariales de 1999
Si Telefónica es el mejor ejemplo de una operadora con las ideas claras, Telecom Italia lo es de todo lo contrario, en la estrategia y en el accionariado. Y es que la historia de la compañía es un baile de propietarios desde que Italia decidió privatizarla, en 1997.Primero se vendió a un grupo de inversores italianos, pero ninguno tenía una cuota elevada y cada uno tiraba hacia un lado. Roberto Colaninno aprovechó esta debilidad y lanzó una opa a través de Olivetti, una compañía mucho más pequeña que Telecom Italia. Para evitar esta operación, el Gobierno italiano propició un acuerdo con el alemán para la fusión de Telecom Italia y Deutsche Telekom, pero el más que atomizado accionariado de la primera lo rechazó y prefirió la opción de Colaninno.Los problemas no tardaron en llegar. Para financiar la opa, Colaninno disparó el endeudamiento de Telecom Italia y, entre abucheos de los accionistas, abandonó el timón en 2001. Pasó su capital a Pirelli, que compró Olivetti y, con el 18% de participación en Telecom Italia, rigió los destinos de la compañía hasta que su enfrentamiento con el Gobierno le ha llevado a salir de la operadora, en la venta rubricada el sábado por la noche. Entre medias, con todo, aprobó la recompra de las acciones de Telecom Italia Mobile que cotizaban en Bolsa, lo que disparó aún más la deuda de la operadora.
Telefónica: El cuarto intento de conquistar el mercado transalpino
Telefónica siempre se ha caracterizado por tener una visión clara de su estrategia, con destinos decididos y objetivos definidos. Italia ha sido uno de ellos, pero también uno de los que más se ha resistido.La actual incursión de Telefónica en el país vecino es la cuarta que intenta. Su primera prueba tuvo por nombre Atlanet y consistió en una alianza con Acea y Fiat para explotar el mercado empresarial italiano de telefonía fija. El segundo intento fue el más caro. Telefónica participó en la subasta y ganó una de las licencias de telefonía móvil de tercera generación que se vendieron en 2000. Pagó 3.300 millones y congeló el proyecto dos años después, junto con el resto de sus licencias de UMTS en Europa.El tercer intento es muy reciente. No es otro que la primera negociación que mantuvo Telefónica con Pirelli para comprarle su participación en Telecom Italia. Esta prueba terminó el pasado 1 de marzo, cuando se anunció la congelación de las conversaciones por las interferencias políticas que se desataron y la ausencia de resultados positivos claros que podría deparar la alianza a Telefónica.La situación cambió radicalmente cuando el archienemigo de Telefónica entró en escena. América Móvil, propiedad de Carlos Slim, aceptó comprar la participación de Pirelli. La reacción del Gobierno italiano fue de total oposición y se buscó a Telefónica para rescatar a Telecom Italia.