Wall Street, en máximos pese a la economía real
Cuando el Gobierno haga público hoy el dato del crecimiento del PIB del primer trimestre, nadie se debe sorprender si se sitúa entre el 1,5% y el 1,8%. Es lo que llevan semanas pronosticando los economistas. El mercado lo sabe. Igual que sabe que la vivienda sigue en crisis y que, entre otros datos negativos, los indicadores adelantados siguen a la baja en su lectura interanual. Salvo en el mercado laboral, no hay cifras para alegrías. Sin embargo, en los mercados hay un clima de euforia que permitió al Dow Jones cruzar el miércoles la barrera de los 13.000 puntos, todo un récord, y mantenerse sobre ella ayer (13.105,5).
El Dow Jones consiguió superar esta marca psicológica solo 128 días después de superar la de los 12.000 y después del varapalo del 27 de febrero cuando perdió más de 400 puntos en una sesión de infarto. Ayer desafió las tentadoras recogidas de beneficios y a los 135.9 puntos de subida del miércoles sumó 15,6 más. El más amplio índice S&P 500 cerró a apenas a 2,2% de los 1.527,46 puntos de marzo de 2000, su techo. Solo el Nasdaq, con 2.554,46 puntos aún está lejos del máximos de 5.048,6 que alcanzó ese marzo.
La positiva evolución de las Bolsas americanas, a pesar de EE UU, es más sorprendente si se tiene en cuenta que cuando el país crecía a una media del 3,4% no había una euforia como la actual.
La depreciación del dólar frente al euro beneficia doblemente las cuentas
Los analistas creen que los inversores han decidido dar la espalda a las noticias negativas de la economía estadounidense en un momento en el que hasta el FMI ha certificado que, lejos de coger una neumonía como tradicionalmente se decía, el resto del mundo parece estar inmunizado al estornudo de la gran potencia económica.
Así, de la mano de la globalización, las grandes multinacionales están disfrutando de unos buenos resultados trimestrales gracias al buen momento de las economías europea y asiática. Más del 48% de las ventas de las empresas del S&P 500 se registran fuera de EE UU y buena prueba del apoyo que recibe Wall Street allende sus fronteras son los resultados de Ford. La automovilística registró unas pérdidas de 282 millones de dólares, menores de lo esperado, gracias a sus menores costes pero también a su mercado europeo. Ayer Ford fue uno de los títulos más contratados y cerró con un 4,31% al alza.
A todo ello se suma el doble efecto favorable de la depreciación del dólar contra el euro, que permite que las ventas suban en Europa con menores gastos y que estas resulten más rentables una vez que se reflejan en dólares en sus libros.
En plena temporada de resultados, las empresas están batiendo expectativas. Hasta ayer 15 de las 30 empresas del Dow Jones han registrado resultados mejores de lo esperado, y Apple y Amazon, que cotizan en el Nasdaq, han experimentado unos resultados que no necesitan adjetivos para convencer de su solidez.
Las empresas que dependen más directamente del consumo americano arrojan peores resultados, aunque no tan malos como se esperaba. Además, en Wall Street lo que si ha calado es que en la segunda parte del año se recuperará el crecimiento y por lo tanto el bache de estas compañías es temporal.
Hay más claves en este momento dulce. Una de ellas es que la Reserva Federal no ha subido tipos desde el verano, cuando empezó este alza. Otra es que sigue habiendo mucha liquidez y además de las recompras de acciones por parte de las propias empresas, hay una fuerte actividad compradora del capital riesgo que eleva el atractivo de muchos valores. Más de la mitad de los valores del Dow Jones no está en los máximos de 2000 aún y los analistas creen que queda recorrido sobre los 13.000 puntos.
En el lado negativo de la balanza hay datos que pueden estropear el escenario. La debilidad del dólar puede provocar una huida de inversores extranjeros y preocupa que suba el precio del crudo cuando aún no se ha sufrido del todo la mala evolución de la vivienda, algo que puede complicar las previsiones de recuperación este mismo año.