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Los entrenadores educativos de élite llegan a Europa. Su labor: diseñar el futuro éxito profesional de sus pupilos
La carrera a la carta ya es posible. En EE UU, hay guarderías que prometen allanar el camino hacia las escuelas superiores de élite, el éxito y la riqueza. Los coach (entrenadores) o los private college consultant, que asesoran a las familias para colocar a sus hijos en las más prestigiosas universidades americanas, llegan a cobrar hasta 30.000 dólares por caso, como la consultora Ivy Succes en Garden City, del estado de Nueva York.
También en Europa se expanden los colegios de élite; las escuelas privadas constituidas por sociedades anónimas (la berlinesa Phorms AG); y las guarderías de lujo de formato estadounidense, bilingües y con servicios de 24 horas. El coaching en educación y formación cobra peso para la denominada generación-carrera. Y lo hace a edades cada vez más tempranas. 'Cuanto antes, mejor', dice Matthias Trüper, fundador de la agencia berlinesa Campusmondi, que asesora a entre 80 y 140 chicos al año.
La nueva generación carrera, de la que habla el decimoquinto Informe de la Juventud del grupo energético Shell, no quiere dejar nada al azar. Y, menos, su futuro. Atrás quedaron los tiempos de 'larga reflexión para encontrarse a sí mismo', opina el semanario alemán Der Spiegel. Hoy no hay tiempo que perder y los chicos -cada vez más pragmáticos y competitivos, según el estudio Shell- quieren evitar cometer errores.
El joven Henrik Rath, un berlinés al que le apasiona el deporte, quería saber cómo se obtiene una práctica o una plaza en la universidad deseada. El pasado verano acudió a Campusmondi para decidir por dónde tirar y le confeccionaron un plan a medida que le conducirá al management deportivo. Su entrenador le recomendó acudir primero a una escuela de idiomas en España durante seis semanas y realizar dos prácticas en una asociación de rugby en Australia. A continuación, deberá estudiar un semestre en una universidad de ese país y, a su regreso a Alemania, continuar con Empresariales.
Rath representa la nueva generación joven retratada por Shell en 2006. 'Su gran ambición y perseverancia en sus objetivos responden a su escepticismo ante el futuro profesional', explica el sociólogo Klaus Hurrelmann, que ha colaborado en la investigación de la compañía.
Matthias Trüper, fundador de Campusmondi, cobra 800 euros por la primera consulta. 'Hay que decidir si se prefiere ir de vacaciones o se apuesta por una mejor formación', dice el berlinés Thomas Schröder, de 19 años, también cliente de Campusmodi. Los entrenadores educativos planifican cuáles son las cualificaciones, las capacidades y las referencias que su joven clientela deberá adquirir para llegar a ser el tipo de profesionales que su talento les puede permitir. Una vez reconocidas sus cualidades, se esboza un plan futuro que abarca desde el asesoramiento de los itinerarios a seguir en el bachillerato hasta el estudio de idiomas y prácticas en el extranjero y la intermediación para estudiar en la universidad adecuada. Pero, ¿les queda a los chicos espacio para respirar? '¡En la vida hay tantas eventualidades y casualidades...!, que yo sólo me ocupo de que eviten cometer errores...', dice Matthias Trüper.
En EE UU, uno de cada cinco estudiantes que presentan su solicitud de admisión en un college privado dispone de un asesor educativo. Los responsables de admitir a los chicos leen con atención sus currículos y sus notas, las cartas de presentación, sus trayectorias deportivas (los talentos deportivos tienen bastantes posibilidades) y de voluntariado.
Los consultores cobran 3.000 dólares de promedio por sus servicios esporádicos durante los dos años anteriores a la obtención del diploma de bachiller (high-school), según Thomas Mortenson, analista educativo del Penn-Institut de Washington. El fundador de Ivy Kids, Robert Shaw, se embolsa 30.000 dólares 'por un asesoramiento intenso de dos años'. Pero su cuota de éxito (aceptación de la candidatura en una universidad de prestigio) es, según Shaw, del 100%.
Guarderías que forjan líderes
Ya han llegado a Europa (desde EE UU) las guarderías de lujo con cinco idiomas (alemán, inglés, chino, francés y español), sauna y espacios wellness, guardaespaldas, chófer para los niños y estimulación temprana de las capacidades de los críos. Muchas de ellas no cierran por la noche.En Alemania, se llaman Villa Ritz, Franchise GmbH, o Little Giants. Y se expanden con éxito. Una plaza en la guardería Villa Ritz, en Potsdam (Alemania), cuesta a partir de los 980 euros mensuales. Fundada en 2006 por el asesor fiscal Stephan Knabe, a partir de una idea de una banquera de inversión de Fráncfort, cuya jornada laboral no coincidía con los horarios de las guarderías alemanas (de 7.30 a 12.00 y de 14.00 a 16.00); Villa Ritz abre de siete de la mañana a seis de la tarde, pero también ofrece servicios de 24 horas. Según Knabe, su parvulario de cinco estrellas pretende transmitir 'valores conservadores'.Aunque lo que más les interesa a los padres son, sobre todo, cuestiones prácticas: la organización, la seguridad y los costes. Entre los servicios extras de Villa Ritz: chófer, danza, yoga, clases de violín, equitación y actividades de repaso. También se ocupan de buscar personal para las familias de los pequeños: desde una nanny hasta un abogado o expertos en organizar fiestas de cumpleaños.La consultora Ivy Kids presume incluso de encontrar las mejores guarderías 'porque nunca es demasiado pronto para preparar el camino hacia una universidad de élite'. Y es que el auge de la figura del entrenador educativo tiene también que ver con la fuerte tendencia de encauzar futuros de éxito para los hijos. Ya no sólo importan las notas.
Escuela pública
También los colegios públicos recurren con mayor frecuencia a la figura del mentor o entrenador educativo. El instituto Werner-von-Siemens, de Augsburgo, dispone de 50 mentores que se ocupan de 170 estudiantes de bachillerato. Entre los mentores se encuentran cargos directivos de empresas de Siemens, jubilados o todavía en activo, a los que se unen abogados, farmacéuticos, y profesores universitarios.El objetivo es cualificarles para seguir estudiando, transmitirles técnicas de presentación y comunicación personal y ofrecerles estrategias para ubicarse posteriormente en el mercado laboral. En contrapartida, se obliga a los chicos a pactar un contrato individual (ante sus padres y el colegio), en el que se determinan los objetivos que deberán alcanzar.En el acuerdo se especifican también actividades extraescolares, clases de repaso, prácticas en empresas o en sociedades benéficas. Los mentores de Augsburgo se reúnen una vez por semana con cada uno de sus chicos.