Un consumidor entre bambalinas
Una obra de teatro recrea la lucha de un hombre que demanda a una empresa por 28 céntimos
Un chiste del dibujante Forges muestra a un hombre despertándose de una pesadilla en la que se había visto obligado a reclamar su equipaje, perdido en un vuelo, a través del servicio de atención al cliente de una compañía telefónica. Situaciones como ésta, en la que los usuarios se pierden en una maraña de reclamaciones, son las que refleja la obra de teatro Rebeldías posibles, que se representa en la Sala Cuarta Pared de Madrid.
La idea de la obra surgió de la reclamación individual de un consumidor, a quien los tribunales dieron la razón. Casos así hay varios, aunque el director y coguionista de la obra, Javier G. Yagüe, no recuerda cuál fue exactamente. 'Hará ocho o diez años. La empresa de telefonía tuvo que devolver cientos de millones de pesetas'. La mayoría de la gente 'por una cuestión de pragmatismo, no protesta', explica Yagüe, 'y es una invitación a que te sigan estafando'.
En el escenario, el héroe se llama García, y su reclamación es de 28 céntimos. 'Es una cuestión de principios', recalca el autor. García sufre la incomprensión de su esposa, 'el prototipo de persona que considera normal estar hipotecado 20 años, pasar todo el día en el trabajo', define Yagüe.
A cambio, en su camino conoce a varias personas con sus luchas particulares, que le brindan su apoyo: una mujer cuyo piso está lleno de escombros y de cuya reparación nadie quiere hacerse cargo, un católico que quiere apostatar y un padre que desespera por que atiendan a su hija anoréxica en la Seguridad Social.
El guión, como el chiste de Forges, caricaturiza los servicios de reclamaciones a distancia. 'Me gusta la preocupación por el trato humano en la relación cliente-empresa', comenta Yagüe. 'Las novedades en tecnología influyen mucho, pero a largo plazo, lo que decide si la empresa sobrevivirá es la relación con el usuario', afirma.
Aunque García es un defensor a ultranza de las vías pacíficas, sus compañeros llegan a recurrir a la violencia, verbal o incluso física. La obra no resuelve el debate sobre los métodos. 'Hay búsquedas de soluciones que son peores que el propio problema, pero la impotencia está ahí', explica Yagüe.
Pese a su temática, el humor predomina en los diálogos. 'Es una manera de convivir con el desastre. Los problemas forman parte de la vida', señala el dramaturgo. Pero lo que más se transmite es fuerza. 'El teatro debe ayudarnos a levantarnos por la mañana', subraya.
Las representaciones están previstas hasta el 31 de mayo, aunque podrán prorrogarse en función del público. 'Estamos teniendo muy buena afluencia', asegura Yagüe. A partir de septiembre la obra saldrá de gira por España y participará en varios festivales.
Cercanía original
El público está al nivel del escenario y rodea a los actores como en un cuadrilátero de boxeo. Es la Compañía Cuarta Pared, la tercera vía del teatro. Ni demasiado clásico, ni demasiado vanguardista, pero tratando de buscar una originalidad cercana al espectador.El ritual. 'Nos gusta recuperar el aspecto de rito, de reencuentro, que tiene el teatro', cuenta Javier G. Yagüe, director de Rebeldías posibles, la última obra de una compañía que ganó varios premios Max con la Trilogía de la Juventud, en concreto con la obra Las manos.El diálogo con el espectador es más que una metáfora; en ciertos momentos de la obra, cada personaje se dirige a uno de los lados del ring para comentar las noticias del periódico.