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Eleeciones presidenciales

Francia, ante el dolor de las reformas y la globalización

Los candidatos tendrán que afrontar la regeneración económica del país

La llegada de Nicolas Sarkozy y de Ségolène Royal a la segunda vuelta muestra que los franceses apuestan por el cambio. Ahora bien, la drástica regeneración que la economía gala necesita requerirá un mensaje claro del que alcance la presidencia de Francia. Las cifras hablan por sí solas. Más allá del manido mensaje de los declinólogos que surgen de tanto en tanto en el debate para evocar el declive de Francia, la realidad es que el país galo está en crisis y se ha descolgado del fenómeno de la globalización. Cualquiera de los dos candidatos en liza para hacerse con la jefatura del Estado deberá asumir este reto vital, a sabiendas de que las reformas urgentes no se harán sin dolor.

Cuando la economía mundial recobra su vigor, con un crecimiento del 5% del PIB en 2006, y Europa del 2,5%, el país galo arrastra un raquítico 2%, sólo igualado por la economía italiana. La deuda alcanza niveles históricos: 1.200 millones de euros, 63,9% del PIB, y el déficit fiscal se ha instalado en el 2,5%. Por su parte, el déficit del comercio exterior alcanzó 29.200 millones de euros en 2006, el peor resultado desde 1980.

El país galo ha saltado en algún punto del tren del siglo XXI. La segunda economía de la zona euro y sexta potencia mundial ofrece espejismos que podrían esconder el profundo malestar de su economía. Basta mirar los resultados del índice CAC 40, que registró en 2006 unas ganancias de 96.300 millones de euros. Francia saca partido de la globalización. Sin embargo, el peso del sector público, un Estado tentacular que emplea al 22% de la población activa, las trabas a la creación de empleo, las carencias en innovación, la dualidad en su mercado laboral y el parcial abandono de las pequeñas y medianas empresas, verdaderas generadoras de empleo, frenan cualquier impulso hacia adelante.

El presidente o presidenta que asuma las riendas de Francia el próximo 6 de mayo deberá explicar a sus 'queridos compatriotas', coletilla heredada del general de Gaulle, la necesidad de reformas.

En el mercado de trabajo, Francia sufre un índice de paro que roza el 10% desde hace treinta años. 'A falta de poder incrementar el empleo, ha multiplicado el número de tipos de contrato laboral', que superan 33, según explican desde la OCDE. Los jóvenes son los peor parados. El paro juvenil roza el 22%. Datos que hacen inminente, según los expertos, la revisión de la ley de 35 horas de empleo semanales. Para seguir en cabeza, el país vecino necesita trabajar más.

La reducción del impuesto de sociedades, aunque con distinto tratamiento, es tarea asumida por Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal. La innovación tecnológica es otro de los problemas estructurales. Pero el ritmo al que rueda la economía mundial exige 'dejar de imitar modelos externos e innovar nosotros mismos', explica Nicolas Baverez, autor de ¿Qué hacer?

A la conquista de los electores de centro

François Bayrou no dejó escapar el domingo por la noche un gesto de decepción. Su apuesta por un proyecto de centro, que salga del 'discurso binario' entre la izquierda y la derecha, se quedó por el camino. No obstante, el candidato centrista obtuvo el 18,57% de los votos, un resultado nada desdeñable si se tiene en cuenta que hasta ahora nunca había superado el 7% de las intenciones de voto. Ahora, Bayrou afronta la segunda vuelta, que ayer dio su pistoletazo de salida, con una posición de tercer hombre. Alejado de la competición, será el árbitro que dará ganador al campo de Nicolas Sarkozy o al equipo de la socialista Ségolène Royal. La lucha feroz de los dos campos enemigos por atribuirse sus votos ya empezó el domingo por la noche. Y Bayrou quiere jugar bien sus cartas. Hasta el miércoles, cuando exponga ante la prensa sus intenciones de cara a la segunda vuelta, nada de hacer llamamientos al voto para uno u otro campo. Otros ya lo hicieron ayer por él. Jean-Louis Borloo, ministro de a Cohesión Social, último miembro del Gobierno en unirse al candidato Sarkozy, juzgó 'necesario' e 'indispensable' que el partido UDF esté presente 'de forma masiva' en el próximo Gobierno. Sarkozy, gran triunfador de la primera vuelta con el 31,18% de los votos, un resultado inédito en la primera vuelta desde 1988, podría hacerse hasta con el 40% de los sufragios de Bayrou, según la avalancha de sondeos. Royal, con cinco puntos por debajo de su adversario (25,87%), puede contar con los votos dispersos de los otros seis partidos de izquierda (10,23% del total). La candidata socialista recogería el 36% de los votos abandonados de Bayrou. Lo que da un nuevo respiro a la izquierda.

La mirada hacia europa

Sarkozy. Contrario a la entrada de Turquía . De ganar las elecciones, el candidato conservador rechazaría la entrada de Turquía en la Unión Europea de 27. Sarkozy ha reiterado en ocasiones que 'Europa debe tener fronteras'. Partidario de acelerar la aplicación de las reformas institucionales bloqueadas por el 'no' francés al tratado constitucional europeo, ha evocado la idea de crear un tratado simplificado. Este 'minitratado' no necesitaría recurrir a un segundo y arriesgado referéndum, sino que podría aprobarse por vía parlamentaria. Es partidario de la creación del papel de presidente del Consejo Europeo, de un ministro de Asuntos Exteriores de la UE y de la extensión de la regla de mayoría cualificada. Defensor de la urgencia de que la Unión se dote de un gobierno económico, defiende la preferencia comunitaria en los intercambios comerciales.Royal. Nuevo referéndum constitucional en 2009. La candidata socialista respetará el compromiso del Partido Socialista de someter de nuevo a referéndum un nuevo tratado constitucional europeo. La fecha elegida es 2009, para dar margen a las negociaciones durante la presidencia de Francia de la Unión, en el segundo semestre de 2008. Una medida que preocupa al otro lado del Rhin. Para la canciller alemana, Angela Merkel, la consulta popular retrasaría el nuevo marco institucional que la UE necesita de forma urgente. No es la única divergencia entre la dirigente alemana y la candidata gala. La crítica feroz de Royal hacia el BCE, que 'no debe decidir el futuro de nuestras economías' fue recogida en Berlín con escepticismo. Merkel es una ferviente partidaria de la independencia del BCE. Hablar con su homóloga germana sería prioritario.

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