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Bodegas Félix Solís aprovecha el año de España en China para crecer

La primera firma vinícola en instalarse en el gigante asiático potencia su plataforma logística

Bodegas Félix Solís aprovecha el año de España en China para crecer
Bodegas Félix Solís aprovecha el año de España en China para crecerCinco Días

Nadie duda de que China constituye, con sus más de 1.300 millones de potenciales consumidores, el mejor de los sueños para un comercial agresivo. Pero convertir a esta población en degustadores de vinos de calidad no es tarea fácil. Bien lo sabe el empresario vinícola Félix Solís que, en 1998, fue el primero en abrir una bodega en la ciudad de Huangdu y ahora pretende aprovechar las sinergias del Año de España en China para crecer en un mercado tan prometedor como complicado.

La punta de lanza del sector vinícola español en el gigante asiático se llama Shanghai Félix Solís Winery, una joint venture, que inició su actividad con una inversión de 800 millones de las antiguas pesetas. Se trata de una bodega y planta embotelladora con una capacidad de producción de hasta 80 millones de botellas al año. La empresa dispone de 20.000 metros cuadrados, una plataforma logística que está siendo potenciada para entrar en el resto de países de la zona de influencia del gigante asiático.

Félix Solís subraya que 'las instituciones de allí son muy exigentes con el empleo. Todo el personal que trabaja en la bodega es chino, incluido el director gerente'. Una de las cuestiones más importantes es la logística. El empresario castellano-manchego señala que el vino se transporta desde España en contenedores en cuyo interior se sitúa una bolsa gigante, hasta de 24.000 litros. La travesía dura un mes y, una vez en la planta china, el vino es tratado antes de su envasado y distribución en el mercado.

Una de las dificultades con las que tropieza la bodega radica, según su promotor, 'en que el consumo de vino es considerado en China como un verdadero lujo asiático'. El consumo per cápita todavía es muy bajo, 0,3 litros por habitante y año, aunque sube con fuerza. La mayoría de la población está acostumbrada a vinos con mezclas de numerosas variedades. Lo que prima es un vino de arroz, que llaman amarillo, y hay predilección por los vinos del Nuevo Mundo (Australia, Chile o Sudáfrica), más afrutados y con menor normativa legal y de producción que en los países vitivinícolas tradicionales.

Aunque los consumidores chinos son un tanto reacios al vino tal y como es concebido por los productores europeos clásicos, Félix Solís considera que 'merece la pena prepararles el vino como lo demandan, ya que se trata de un mercado con un potencial enorme'. El grupo tiene contrastada experiencia internacional, que inició a principios de los setenta. 'Empezamos a hacernos fuertes en el exterior curtiéndonos al abastecer a los emigrantes españoles que iban a ganarse el pan a Alemania o a los propios españoles de Sahara, Ceuta o Melilla', recuerda el bodeguero.

Esta flexibilidad ha fortalecido a un grupo que hoy cuenta con bodegas propias en Valdepeñas (Ciudad Real) y La Puebla de Almoradiel (Toledo) y, fuera de Castilla-La Mancha, en las denominaciones de Ribera de Duero, Rueda y Rioja, controladas por la sociedad Pagos del Rey. Su cuota de exportación supera el 40%, con una red que surte a 70 países. Según el ranking de la revista británica ISWR Drinks, Félix Solís se sitúa como la décima compañía mundial en la comercialización de vinos tranquilos.

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