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Construcción

La opa de Sacyr merma el poder de ataque de la cúpula de Eiffage

La oferta de Sacyr sobre su participada francesa Eiffage limita su margen para poder bloquearla. Cualquier plan de ataque que quiera lanzar la cúpula directiva o el consejo tendrá que pasar por una junta de accionistas. Y el grupo español tiene el poder de impugnarla.

Vetar el intento de toma de control de Sacyr le va a resultar un poco más difícil a la dirección de la tercera constructora francesa. Toda decisión que tome el consejo de administración. La comisión ejecutiva o la dirección general antes de que se abra la oferta pública de adquisición de la española para hacerla naufragar tiene que ser aprobada en la junta de accionistas. Así lo establece la ley de opas del país vecino en uno de los capítulos que se incluyeron tras la última reforma, en marzo del año pasado.

El equipo de abogados y asesores de la constructora española juegan con el escenario de que el nuevo director general, Benoît Heitz, intentará todas las maniobras posibles para dar al traste con la operación. No en vano, este directivo es mano derecha del principal opositor a Sacyr, Jean-François Roverato, que la semana pasada dejó de ser primer ejecutivo pero continúa durante tres años más como presidente del consejo.

Todo plan de ataque tendrá que ser refrendado en asamblea extraordinaria que probablemente convoque hoy el consejo de Eiffage durante su reunión para analizar la opa.

La primera medida que tomará con seguridad la tercera constructora francesa será emitir los polémicos bonos bretones. Francia los introdujo en la ley de opas para proteger a sus empresas del control extranjero a raíz del rumor de opa de Pepsi sobre Danone. Con estos títulos convertibles en acciones, se vería diluido el peso de Sacyr, que es primer accionista con un 33,32%, y los nuevos 89 accionistas españoles que cuentan con un 17,5% del capital y a los que Eiffage suspendió los derechos de voto en la tumultuosa junta del miércoles.

Sin lista, no vale la asamblea

Y aquí empieza el galimatías jurídico. Eiffage tiene fácil aprobar los bonos bretones con su 40% de votos (los empleados, los directivos y el 8,5% de Caisse des Dépôts) ya que este trámite requiere una mayoría simple gracias a la citada ley.

Pero entonces el grupo que preside Luis del Rivero podrá impugnar la junta con los motivos que prevé el Código de Comercio, la ley general sobre sociedades: el rechazo de Eiffage a proporcionarle la lista de accionistas antes de la última junta o documentos esenciales sobre la evolución de la compañía (incluidos informes fiscales o de operaciones importantes). Desde que la constructora española desembarcó en febrero del año pasado la falta de información ha sido constante, según fuentes de la empresa. Ante esta situación, Sacyr sigue guardando la carta de emprender acciones legales ante el regulador bursátil, la AMF, y ante los tribunales. Y cuenta con que Eiffage usará la misma moneda.

El 'caballero blanco' tiene tiempo

Si antes de que Sacyr entrara en Eiffage ésta estuvo durante meses sin pretendiente claro tras la salida de BNP Paribas, anterior accionista de referencia, a priori ahora tampoco deberían salirle novios. Sin embargo, el patriotismo económico que impulsa Francia puede animar la aparición de un caballero blanco. A priori, el consejo de la constructora francesa no puede buscar otra oferta legalmente pero sí de forma extraoficial. El nombre de la competidora Vinci, que ya surgió en los rumores de opa que llevaron la acción de Eiffage a máximos, vuelve a surgir. Y se harán más quinielas.En cualquier caso, el eventual caballero blanco que apareciese tiene tiempo de sobra para presentar una oferta competidora. Hasta dos meses después de que el regulador bursátil, la AMF, apruebe la oferta siempre con el tope de cinco días hábiles antes de que se cierre.Mientras, Sacyr sigue sopesando los diferentes escenarios. Ha contratado como asesor al francés Calyon (la fusión de Crédit Agricole y el Lyonnais).

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