Una carrera de 10.000 puntos en cuatro años
Alcanzar la cifra mágica de 15.000 le ha llevado al Ibex algo menos de un lustro; este viaje se salda con un ascenso del 180%
Si la historia sirviese de guía, el Ibex estaría caminando en estos momentos hacia el ocaso de la vigente fase alcista. El índice lleva poco más de cuatro años de subida (cuyo resultado es una revalorización del 180%), mientras que la duración del anterior ciclo no llegó a cinco años. La similitud alcanza hasta el número de cotas de 1.000 puntos que la Bolsa ha roto en su escalada. Entre el 9 de octubre de 2002 y hoy, el selectivo ha vencido 10 veces la cota de 1.000 puntos; entre el 23 de marzo de 1995 y el 6 de marzo de año 2000, el índice también superó 10 veces la barrera técnica y psicológica de los 1.000 puntos. Fin de las similitudes. Mientras que la cabalgada del mercado en los efervescentes años noventa rondó el 350% y estuvo conducida más por la promesa de un deslumbrante futuro tecnológico que por realidades; la actividad corporativa es lo que predomina en el ciclo vigente, donde la revalorización es además mucho más modesta.
Como fiel reflejo de las particularidades de la economía española, el sector inmobiliario y de la construcción es el gran protagonista de la actual carrera de la Bolsa. El valor que más se ha revalorizado en el Ibex es el grupo Inmocaral, a punto de fusionarse con Colonial, que se ha apreciado más de un 2.600%; le sigue Metrovacesa, que apenas tiene liquidez, con una apreciación del 605% y el tercero es la constructora Sacyr Vallehermoso, también con escaso capital flotante, que ha mejorado un 515%.
Eso sí, los que más puntos han aportado para la construcción de los 15.000 son las tres grandes compañías de siempre: Santander, Telefónica y BBVA, que han crecido cada uno de ellos más de 1.000 puntos.
El Ibex sigue acusando el mismo defecto de origen: las tres primeras empresas se reparten el 45% de la capitalización, lo que resta capacidad de diversificación para los inversores y hace al resto de valores, mucho más pequeños y estrechos, más propensos a sufrir tanto importantes revalorizaciones, como vertiginosos descensos.
La tarta está, no obstante, mucho más repartida que en marzo de 2000, cuando el Ibex alcanzó un máximo histórico que duraría cuatro años y medio, con Telefónica arrastrando una subida del 138% en los 12 meses anteriores. Hoy, ninguno de los pesos pesados de la Bolsa lleva una racha semejante.
Otra diferencia básica es que, una empresa tecnológica con más promesas que resultados, Terra, era la cuarta empresa del Ibex (representaba el 8,94% de la capitalización). La filial de Telefónica había protagonizado a finales de 1999 el estreno bursátil más espectacular que se recuerda y atesoraba en marzo de 2000 un avance del 916%. Esas distorsiones, que nadie cuestionaba en los momentos de optimismo, tampoco tienen lugar hoy. El avance de Santander entre octubre de 2002 y hoy es imponente, un 185%, pero le coloca en el puesto 18 de la lista de mejores valores; BBVA gana un 156,5% y Telefónica, un 122%.
Folclore de mercado
Una de las leyendas preferidas del mundo bursátil es aquélla en la que se explica que el patriarca del clan de los Kennedy, Joseph Kennedy, se salvó del crac de 1929 cuando, al escuchar atónito a su limpiabotas dándole consejos de inversión, comprendió que la irracionalidad se había apoderado del mercado y retiró de inmediato sus inversiones. Días después, la Bolsa se vino abajo.
Aunque la facilidad de financiación ha facilitado mucho las inversiones en renta variable (el 3,75% de los tipos del BCE aún es un punto porcentual inferior al precio del dinero a comienzos de la década), los protagonistas del actual ciclo alcista del mercado no son los pequeños compradores tomando decisiones cuestionables, sino las empresas y la industria del capital riesgo, lanzados a realizar operaciones de fusiones y adquisiciones. La Bolsa española puede dar buena fe de ello, con la actual operación en marcha en Endesa o las inminentes opas sobre Altadis e Iberia.
La marcha del Ibex ha disminuido notablemente de velocidad este año. La revalorización acumulada desde enero apenas supera el 6%. Pero el mercado ha demostrado su fortaleza al sortear sin demasiados problemas el ajuste bursátil desencadenado a finales de febrero, cuando un resfriado de la Bolsa china (Shanghai se dejó casi un 9% una sola sesión) hizo que el índice cayese un 7,45% en una semana.
En el camino hacia máximos, el parqué ha tenido que sortear un sinfín de complicaciones. Para empezar, 2002 fue el peor año desde la creación del Ibex (comenzó en 1989, con base 3.000 puntos), al padecer un descenso global del 28,11%. El año siguiente fue un ejercicio convulso con la segunda guerra del Golfo Pérsico, que derrocó al régimen iraquí de Sadam Husein. En 2004, la Bolsa pasó la prueba de fuerza, al superar los atentados del 11-M y la primera subida de tipos en EE UU en cuatro años. El ejercicio siguiente fue el del comienzo de la interminable batalla por Endesa y de los máximos históricos del petróleo desencadenados a raíz de la irrupción del huracán Katrina en Nueva Orleans. El año pasado fue el de las opas, el reparto de dividendo y la consecución de unos beneficios excelentes. Combustible de sobra para la Bolsa.
Los elementos del actual ciclo alcista
1 Dinero barato. Los tipos de interés están al 3,75% en la zona euro y al 5,25% en Reino Unido y EE UU. Es un nivel más bajo en todos los casos que hace una década, a pesar de que la inflación no ha dejado de subir en los últimos 10 años. El dinero barato ha permitido la proliferación de las compras apalancadas, tanto en el sector empresarial como de empresas de capital riesgo que se han lanzado a la adquisición de compañías cotizadas.2 Valoraciones. Pese a la fuerte revalorización vivida en todas las plazas financieras en los últimos cinco años, las valoraciones bursátiles siguen, por lo general, en términos razonables. Un informe de Merrill Lynch sitúa el PER (la relación entre precio y beneficios) medio de Europa en 16 veces y el de EE UU en 18; en ambos casos, bien lejos de los niveles que se registraban en la euforia final de marzo de 2002, que dio paso luego a una severa corrección.3 Beneficios. Los resultados empresariales han registrado una cota récord tras otra. El cierre de 2006 se saldó para las empresas cotizadas en el Ibex con unos beneficios de 29.845 millones de euros, lo que implica un crecimiento del 33,6% respecto a 2005 y una cifra récord. La buena marcha empresarial ha reforzado las expectativas optimistas de la Bolsa.4 Inflación. Uno de los hechos más destacados de los últimos años y que comienza a consolidarse en el tiempo es que las tasas de inflación no se han disparado, a pesar de la abundante liquidez que prima en el mercado y a pesar de los máximos del petróleo, que ha duplicado su precio respecto a las cotas de hace cinco años. La explicación radica básicamente en la exportación de deflación por parte de las economías emergentes, que se están convirtiendo en fábricas baratas para el resto del mundo. Está por ver cuáles serán las consecuencias en el caso de que este equilibrio se rompa y también si el mercado será capaz de convivir mucho más tiempo con un crudo estructuralmente caro.5 Inmobiliario. El mercado español está dando ya síntomas claros de agotamiento y aún se desconocen las repercusiones de una eventual crisis en la riqueza de las familias. En EE UU, la situación es más grave, se espera el primer descenso de los precios en 40 años.