Menor peso hipotecario
Los síntomas están ya claros. La ralentización del crédito hipotecario es una realidad. Desde hace meses bancos y cajas vienen avisando de una previsible desaceleración de los préstamos para viviendas. Hace más de dos años que las entidades financieras anunciaban el final del boom inmobiliario, pero sus datos sobre el aumento del crédito apuntaban aún lo contrario. Los préstamos destinados a la compra de viviendas seguían batiendo récords. Pese a todo, la banca fue previsora y comenzó a dar un giro a sus balances para dejar de depender de un modelo de crecimiento basado en el monocultivo hipotecario y abrirse más a otros negocios como el de pymes o préstamos al consumo. El cambio estratégico ha tenido su efecto y el peso del negocio hipotecario sobre el conjunto de los créditos ha descendido en más de un punto en ocho meses. La banca ha sabido reaccionar a tiempo y con ello consigue ser menos vulnerable al cambio de ciclo.