'Se tiene éxito cuando se llega a tener competencia'
Viene a España con una innovadora idea, de éxito en Portugal: montar una feria con el fin de que tiendas y marcas den salida a todas las existencias que tienen en el almacén
Tiene fuerza en su voz y en su presencia. La inquietud de Carla Sousa, nacida en Maputo (Mozambique) hace 44 años, le llevó a no querer conformarse con una profesión definida. Coqueteó con la moda, estudió fotografía, patronaje, estilismo y escaparatismo, y dirigió alguna revista femenina hasta que decidió que quería montar su propio negocio de organización de eventos.
A la vista de su currículo, usted siempre ha sido emprendedora, ¿qué cualidades se necesitan para ello?
Sobre todo muchas ganas y no desanimarte nunca. Muchas veces la gente se para a pensar demasiado las cosas. Hay que ser impulsivos para emprender nuevos cometidos. Lo principal es tener coraje. Si esperamos a que otros hagan las cosas por nosotros, nunca se haría nada. Hay que arriesgar a pesar de que pueda salir mal.
¿Y si eso ocurre?
No pasa nada. Si sale mal hay que aprender de esa experiencia y analizar lo que sucedió para que esa iniciativa fracasara. Mis padres me educaron asumiendo riesgos. Te tienes que romper una rodilla para saber que si te subes a un árbol te puede suceder eso. Hay un porcentaje de imprevistos, cosas que no se controlan, que no deben asustar, que hay que vivirlas y sacar lo mejor de ellas.
Comenzó como modelo, pero después decidió seguir otro camino muy diferente.
Yo empecé como modelo porque era la única chica de la escuela que no sabía qué iba a hacer con su futuro. Todas mis compañeras sabían que iban a estudiar medicina, abogacía u otra carrera. Yo me aburría, no había nada que me estimulara, sentía que me faltaba algo, que necesitaba algo más, y no era que quisiera ser artista o pintora. Me sedujeron para que fuera modelo, pero fue la peor profesión que pude elegir.
¿Por qué razón?
Porque te piden que seas bella, pero que estés callada; siempre recibía órdenes. Y yo no soy así. Cuando ensayaba para un desfile, paraba la música, daba órdenes al coreógrafo. Tenía un carácter demasiado fuerte para ser sumisa. Ocurre en las empresas, que muchas veces te obligan a obedecer y no se tienen en cuenta las opiniones del personal. Decidí hacer un curso de patronaje y estilismo para satisfacción de mi abuelo, que tenía la tienda de tejidos más antigua de Lisboa y que tiene unos empleados que llevan trabajando en ella toda la vida.
¿Tal vez pensó que seguiría con el negocio familiar?
Tenía la esperanza de que yo siguiera sus pasos. Al principio estaba encantada, pero no quería hacer sólo una cosa, estar al frente de un negocio y nada más. Una tienda es algo muy limitado y necesito el mundo para trabajar. Me gustar ser emprendedora, atender el negocio desde la trastienda y organizar.
¿Qué se necesita para que un negocio, como el de su abuelo, perdure en el tiempo?
Fundamentalmente, calidad para mantener la posición adquirida. Llegar el primero es fácil, pero luego hay que trabajar para hacer que perdure. Por eso, no hay que bajar nunca la guardia, y no temerle nunca a la competencia. Se tiene éxito cuando se llega a tener competencia. Con Stockmarket fui pionera, aunque ahora tengo 18 mercadillos que son competencia, pero a mí me encanta. Es lo que me hace no bajar la guardia nunca. La competencia es un complemento, lo que me dice que he hecho algo bien. Es un gran desafío porque hace que no me pueda dormir con mi corona de reina. Mi familia siempre me ha dicho que un día estás arriba y otro abajo. Cuando tuve éxito con mi primera feria estuve dos horas llorando de felicidad, pero sabía que a partir de ahí empezaba mi verdadero trabajo.
¿Es difícil ser emprendedor en Portugal?
Es fácil si tienes la voluntad de serlo, pero es muy difícil si dependes de las ayudas estatales o de alguna asociación profesional. Yo he montado mi negocio sin dinero, sólo con mi agenda. Los contactos son el mejor capital que existe. Primero contactas para pedir ayuda, después es cuando pagas las facturas.
Dos días de feria para acabar con los restos de temporada
La historia de Stockmarket se fraguó en el atelier de un diseñador portugués. 'Estaba lleno de cajas almacenadas. Tenía toda la mercancía que no había vendido en pasadas temporadas allí almacenada', recuerda esta ejecutiva.Poco a poco fue mascullando el problema que tenían muchas tiendas, ella lo sabía bien por el negocio de su familia, que 'tienen una bola de hierro en su pies porque cuentan con mucha producción encerrada en cajas en un almacén'. Con un inconveniente añadido: está prohibido vender en época de rebajas artículos, sobre todo en moda, de temporadas pasadas.Fue ahí cuando Carla Sousa decidió crear una feria de dos días para que las firmas de moda, tiendas de interiorismo, cosmética, libros y discos puedan dar salida a todo el stock y solucionar el problema del almacenaje.Después de cinco años, Stockmarket llega a Madrid los días 5 y 6 de mayo. En concreto, al Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid, donde está previsto que acudan 15.000 personas en busca de algún producto, con rebajas que van del 50% al 80% de descuento.En esta edición esperan la participación de 60 establecimientos y contará con la presencia de tiendas multimarca como Isolée, que llevará firmas de Red Valentino, Cacharel, Adidas, Nike, Castañer, Nolita, Ailanto, Levis o David Delfín. El recinto contará con una zona de guardería y juegos para los niños, una consigna para compras, música y servicio de catering.Está previsto que esta iniciativa se ponga en marcha también en Valencia, Bilbao y Vigo. 'Es una buena manera de librarse de los restos de temporadas anteriores', afirma Sousa.