El absurdo económico de una industria protegida
Algunos defenderían las restricciones existentes en los vuelos transatlánticos. No hay razones para que un puñado de líneas aéreas británicas y estadounidenses fueran las únicas empresas de transporte que pueden operar libremente en esta ruta. La UE hizo bien en deshacerse de esta parte de proteccionismo descarado. Haciendo esto fomentarán la competencia y podría dar como resultado un mejora en los servicios para los pasajeros (...).
Esta reforma traerá también, finalmente, por el descenso de tarifas, el incremento del volumen del tráfico aéreo transatlántico (...). æpermil;stas son malas noticias desde la perspectiva de la lucha contra el cambio climático (...). Son exigibles medidas tales como una considerable tasa sobre los vuelos, impuestos sobre el combustible y restricciones en las expansiones de los aeropuertos (...). Los beneficios fiscales para las aerolíneas han sido un colosal subsidio oculto en las pasadas cinco décadas. El resultado es que esto resulta rentable para que algunas compañías operen con vuelos vacíos (...). Idealmente, una mayor competencia en la aviación internacional y un nuevo régimen impositivo podrían ser introducidos en tándem. Ya tenemos lo primero. Por el bien del planeta, compete a nuestros líderes establecer el segundo pronto.