Un potente símbolo de paz y unidad
La UE celebrará este fin de semana su 50 aniversario con una fiesta durante toda la noche que rejuvenecerá Berlín (...). ¿Qué evidencia más definitiva podría existir de lo que la UE ha alcanzado que unos festejos bajo la Puerta de Brandeburgo? El símbolo de la división europea de la posguerra ha llegado a ser el más potente de la unidad europea (...). La fortaleza económica de la UE y la productividad de sus ciudadanos le ha convertido en un bloque bien capaz de defender sus intereses contra los instintos de proteccionismo de otros, incluido EE UU. En contra se debe contar con el efectivo abandono del Tratado Constitucional después de que los electores de Francia y Holanda lo rechazaran. La supuesta crisis de identidad que siguió a esos referendos, en todo caso, puede ser vista ahora como la crisis de liderazgo que representaron (...). En estos 50 años, la UE ha mostrado más cohesión que división, algunas veces sorprendiéndose a sí misma. Y ha llegado a ser un modelo de integración regional que es admirado en todo el mundo. Visto desde dentro, parecería algo escasa en eficiencia, democracia y propósitos comunes, pero demasiado a menudo nuestra introspección crítica nos ciega de sus méritos. El mejor homenaje para la UE a los 50 es la fila de aspirantes a miembros que reclaman entrar.