La renta fija, colchón de seguridad ante los caprichos de las Bolsas

La solidez de la renta fija, aunque presente unas rentabilidades que no pueden competir ni de lejos con la renta variable en condiciones normales, está mostrando en las últimas semanas un excelente perfil defensivo. Los tipos a largo plazo están cayendo, lo que se traduce en mejoras de las rentabilidades para los planes que operan en este segmento del mercado.

Con el desconcierto que existe en los mercados bursátiles, la demanda de bonos se ha incrementado y las cotizaciones han subido, deprimiendo los tipos de interés que, en el plazo de 10 años, han caído esta semana hasta cotas ligeramente inferiores al 3,90%. Incluso el Tesoro aprovechó que tenía programada una subasta mensual de Obligaciones a 10 años para sacar al mercado títulos de deuda pública al 3,956%, frente al 4,105% de la subasta mensual inmediatamente anterior. Los tipos a largo al cierre de la semana se encontraban incluso por debajo del 3,90%, aunque no hay previsiones de nuevos descensos ya que la posibilidad de movimiento en los tipos de interés oficiales en la Eurozona indica que subirán al menos otro cuarto de punto, si bien después del verano.

Con este colchón de seguridad, la renta variable ha perdido algo de atractivo para los partícipes de los planes de pensiones, cuyas inversiones se pueden mover de un plan a otro sin menoscabo de la rentabilidad, con objeto de aprovechar los vaivenes de los mercados. Y la renta variable, si bien mantiene su condición de activo favorito para el conjunto del año, no inspira plena confianza a muchos partícipes que pueden tener la oportunidad de mover su dinero en una ocasión como esta, aunque sea sólo para diversificar la cartera y no depender en exclusiva de un sólo activo. En todo caso, la elevada volatilidad de las Bolsas en estas últimas semanas se ha traducido en un aumento del miedo al riesgo entre los inversores. Los planes de renta variable presentan ya mayoría de pérdidas en lo que va de año.