El hombre del saco que viene del extranjero
Cuando viene para asustar a las compañías europeas en las noches en blanco, el hombre del saco de las demandas colectivas es casi lo mejor para provocar insomnio. Los representantes de los trabajadores ya están intranquilos por un rumor de la Comisión Europea sobre dar más derechos de agrupación para conseguir reparaciones de las empresas que provean bienes y servicios defectuosos. Tienen razón para quejarse sobre la necesidad de evitar el estilo de litigios a la americana (...).
La Comisión debe reconocer tres puntos esenciales. Primero, el efecto del cambio debe beneficiar a los consumidores, no a los abogados. Segundo, el objetivo de parecer ocupado no es suficiente justificación para crear incertidumbre empresarial a lo largo de Europa (...).
Tercero, el sistema corporativo europeo está basado en un modelo diferente del de EE UU. El europeo impone significativos costes por sobrellevar la regulación, y a cambio, tienen la seguridad empresarial de que ellos han cumplido sus obligaciones. Esto es mucho mejor que el sistema de EE UU, que se equilibra entre una ligera carga regulatoria y el riesgo de reclamaciones frívolas. Combinar una dura regulación con unos duros litigios, sería lo peor de ambos mundos.